El ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, ha pospuesto su visita a España./ Foto: IRNA.
Luis Ayllón. Madrid
El Gobierno español trata de moverse estos días en las turbulentas aguas de la siempre delicada situación en Oriente Próximo. No resulta fácil contentar a todos los actores de la zona, especialmente si se quiere salvaguardar no sólo los intereses políticos, sino también los económicos. La diplomacia española hace encaje de bolillos para recuperar las relaciones con Irán ante un posible acuerdo sobre el programa nuclear, sin que su acercamiento al régimen de los ayatollas enoje a Israel y, sobre todo, a Arabia Saudí, tradicionales enemigos de los iraníes.
Las autoridades españolas han tardado poco en reactivar los contactos con Irán, en cuanto se ha producido una suavización de las sanciones occidentales ante la mejor disposición de los gobernantes de Teherán a llegar a un acuerdo. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se había reunido en septiembre en Nueva York con el nuevo presidente, Hasan Rohani, dio luz verde para que su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo se desplazará hace escasos meses a la República Islámica. El objetivo es recuperar el nivel de la relación que se había forjado entre los dos países en las dos últimas décadas, especialmente durante el Gobierno de José María Aznar, que viajó en octubre de 2000 a Irán y dos años más tarde recibió en Madrid al entonces presidente iraní, Mohamed Jatami.
Es posible que este nuevo acercamiento no guste mucho en Israel, que sigue sin fiarse de las palabras de las nuevas autoridades iraníes sobre los verdaderos objetivos de su programa nuclear, pero sobre todo las consecuencias pueden sentirse en la relación con Arabia Saudí, como ya se ha explicado en The Diplomat.
Naturalmente, el gran interés español radica en volver a contar con Irán como suministrador de petróleo, algo a lo que tuvo que renunciar disciplinadamente tras la adopción de sanciones por parte de la UE y de Estados Unidos. España, que compraba casi 52 millones de toneladas al año de petróleo a Irán, fue uno de los principales perjudicados por las medidas punitivas y tuvo que buscar otros países donde abastecerse de crudo, además de Rusia, de donde ya lo importaba. México fue uno de ellos y también Arabia Saudí, que pasó a suministrar el 14 por ciento del petróleo que consumía España.
Las compras a los saudíes tuvieron también otro efecto positivo: Riad comenzó a mirar con mayor simpatía los productos españoles y las grandes ofertas de las empresas españolas para sus grandes proyectos de infraestructura. Las exportaciones españolas se triplicaron en 2013, alcanzado los 103 millones de euros y un consorcio de compañías de nuestro país se adjudicó tren de alta velocidad Medina-La Meca, por valor de 6.700 millones de euros, abriendo la puerta a otros encargos, como el que ha recibido FCC para construir tres líneas de metro en la capital saudí, un contrato valorado en 6.000 millones de euros.
La visita del Rey a Riad, clave para que los saudíes mantengan su apuesta por las empresas españolas
El gran temor es que si España vuelve a comprar petróleo a Irán, Arabia Saudí, pese a los buenos oficios de Su Majestad el Rey -que influyeron en la adjudicación del proyecto del AVE-, relegue las ofertas de las empresas españolas o paralice alguno de los proyectos en los que están implicados varias compañías del IBEX35.
Tal vez por ello, la visita que tenía previsto realizar el día 16 de este mes a España el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, ha sido postergada, al menos hasta junio. No parecía prudente que García-Margallo se reuniera con él en Madrid y al día siguiente estuviera acompañando a Don Juan Carlos en la visita que comienza a Araba Saudí y Qatar, en la última etapa de su gira por los países del Golfo. La presencia del Monarca en Riad será, por tanto, en esta tesitura, bastante importante para frenar posibles enojos de las autoridades saudíes.
Por lo que respecta a Israel, las autoridades españolas –que llevan tiempo esperando la visita del primer ministro, Benjamín Netanyahu, confían, según las fuentes consultadas por The Diplomat, en que no se vean afectadas las relaciones económicas, ya que hay importantes proyectos en marcha y otros a los que aspiran empresas de nuestro país. Entre los primeros, se encuentra el acuerdo recién firmado entre Unión Fenosa Gas y la compañía israelí Tamar para exportar gas natural de Israel a Europa a través de una planta de licuefacción que la compañía española tiene en el puerto de Damieta, en Egipto, un contrato, que supone más de 20.000 millones de dólares en ventas de gas en los próximos quince años.
Entre los segundos, la construcción de una línea de alta velocidad que conecte el Mar Rojo con el Mediterráneo o de tres líneas del Metro de Tel Aviv, así como la ampliación de algunos puertos, asuntos que fueron abordados en la visita que realizó a Israel hace cerca de año y medio la ministra de Fomento, Ana Pastor.