The Diplomat in Spain

José María Liu

Embajador de la República de China (Taiwán)

Durante los últimos tiempos, el poder hegemónico de China ha ido día a día adquiriendo consistencia en todo el mundo. Ello ha hecho que las escasas voces que se levantaban tímidamente en la comunidad internacional denunciando la falta de libertades, la ausencia de democracia y el absoluto desprecio por los derechos humanos en el gigante asiático quedasen apagadas o, si no, fueran apenas perceptibles ante los elogios por el “músculo económico” de una potencia con la que parecía conveniente llevarse lo mejor posible.

Afortunadamente, algo parece estar cambiando en la actualidad. Una reciente encuesta de opinión pública realizada por el prestigioso centro de investigaciones estadounidense Pew Research Center en 14 países, entre ellos España, da como resultado que el mundo tiene una opinión cada vez más negativa hacia China, tendencia que se ha acentuado notablemente durante el último año y que parece dar la razón a las advertencias que desde la República de China (Taiwán) venimos haciendo desde hace mucho tiempo a la comunidad internacional.

No se trata además de países cualesquiera. Hablamos de pesos pesados en el orden internacional, como es el caso de Australia, Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Estados Unidos, Corea, España, Italia, Francia, Canadá y Japón, que experimentan una clara tendencia a mostrarse cada vez más críticos con el régimen autoritario de Pekín.

Según la encuesta, Japón (con un 86% de opiniones negativas), Suecia (con el 85%) y Australia (81%), son los tres países que se sitúan a la cabeza en las opiniones desfavorables hacia China. Mientras en España, con un 63% de opiniones desfavorables, en el último año se ha producido un aumento muy significativo, de hasta 10 puntos, en las opiniones negativas hacia China, que ahora mismo alcanzan su nivel más alto desde que el centro de investigaciones estadounidense viene realizando este tipo de encuestas.

La encuesta del Pew Research Center se centra en gran medida en cómo China ha gestionado la pandemia de la covid-19, lo cual ha contribuido a potenciar la imagen negativa del régimen chino en el mundo. Pero aunque sí es cierto que la crisis de la covid-19 ha puesto en el escaparate mundial la gestión de China, esta no parece ser la causa única o, al menos, no debería serlo.

En la Unión Europea también parecen adivinarse aires de cambio en la percepción hacia el gigante asiático, y en ello parece haber influido notablemente no solo la crisis del covid-19, sino otros asuntos recientes como lo ocurrido en Hong Kong con la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional, la represión de las minorías étnicas, como sucede en las regiones de Xinjiang y Tibet, y las continuas amenazas militares con las que China presiona de manera continuada a Taiwán.

Ya en su último discurso sobre el Estado de la Unión pronunciado en el mes de septiembre de 2020, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuvo significativas palabras hacia China al exigir la denuncia de “todas las violaciones de los derechos humanos, independientemente de cuándo y dónde se produzcan, ya sea en Hong Kong o con los uigures”.

En su reciente discurso con motivo del 109º Día Nacional de la República de China (Taiwán),  nuestra presidenta Tsai Ing-wen se ha referido a la preocupación mundial por la expansión  hegemónica de China, y ha citado el mensaje pronunciado por el líder chino Xi Jinping en un vídeo ante la Asamblea General de Naciones Unidas, asegurando que “China nunca buscará la hegemonía, la expansión o una esfera de influencia”. Al respecto, Tsai ha mostrado su compromiso en mantener la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán, subrayando que “no es algo que Taiwán pueda asumir solo, sino que es la responsabilidad conjunta de ambas partes”.

En este momento crítico en el que el mundo entero está muy preocupado por los acontecimientos en la región de Indo-Pacífico y en el Estrecho de Taiwán, la presidenta Tsai Ing-wen considera que si Pekín “atiende la voz de Taiwán, cambia la forma en que maneja las relaciones entre los dos lados del Estrecho de Taiwán y facilita la reconciliación y el diálogo pacífico, la tensión regional puede resolverse sin duda alguna”. No obstante, la presidenta Tsai ha advertido de que “al abordar las relaciones a través del Estrecho de Taiwán no actuaremos precipitadamente, y mantendremos nuestros principios”.

La libertad, la democracia y los derechos humanos son valores que forman parte del ADN de Taiwán. Por eso es que desde Taiwán nos sentimos obligados a advertir al mundo sobre la peligrosidad de la expansión hegemónica de China y sobre la necesidad de contrarrestarla conjuntamente. Tal vez haya llegado, por fin, el momento de hacerlo.

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