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El impacto de los atentados de París fue general en toda Europa./ Foto: A.R.

Salvador Martínez. Berlín

Tras el shock provocado por los atentados de París, Europa asume su exposición al terrorismo yihadista. Movilización de medios policiales, esfuerzos por mantener la unidad y evitar toda alienación de las comunidades musulmanas marcan el panorama posterior a unos ataques cuyos efectos se comparan a los del 11-S en EEUU.

“¿Estamos en Guerra? (…) Sí, Francia está en guerra contra el terrorismo, el yihadismo y el islamismo radical”. El tono del primer ministro francés, Manuel Valls, tras los atentados de París, sonaba radicalmente nuevo porque los políticos galos hasta ahora se referían al terrorismo como un problema de orden más policial que militar.

Con todo, emplear “la terminología ‘guerra contra el terror’ es algo fuerte y atípico en el discurso político europeo”, recuerda Marc Pierini, investigador de Carnegie Europe, un prestigioso think-tank estadounidense. Que se hayan usado esas palabras “refleja el profundo shock creado por los sucesivos ataques” de París, añade.

El impacto de los atentados fue general en toda Europa, y de ahí que “casi todos los jefes de Estado europeos estuvieran en la manifestación del pasado 12 de enero en París”, según Olaf Boehnke, director de la oficina en Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés). A su entender, el shock y los gestos de solidaridad tienen mucho que ver con que lo ocurrido en la capital gala “podría haber pasado en cualquier país de Europa -ya pasó en Madrid y en Londres, además de algunas tentativas frustradas en Alemania-, y también está relacionado con que se atacó a un medio que defendía como pocos la libertad de expresión”.

Mientras, Bruselas ya prepara medidas para “reforzar la seguridad” con una “Agenda europea sobre la seguridad que será adoptada en los próximos meses”. Y es que, como subraya Pierini, “la lucha contra el terrorismo, de repente, ha tomado una gran importancia en las políticas de muchos países europeos y también en las instituciones europeas”, pues “ahora se destinan más recursos y se han ampliado los presupuestos para la seguridad”.

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Si Europa estuviera en guerra contra el Islam, entraría en guerra contra sí misma, dicen los expertos

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Sin embargo, pese a que se reconozca que el “terrorismo islamista es un desafío para Europa”, según los términos de Boehnke, la seguridad no lo ha sido todo en la UE inmediatamente después de los atentados de París. En Francia, y en el resto de Europa, se ha “tenido mucho cuidado a la hora de separar la lucha contra el terror de la relación con sus ciudadanos musulmanes y el mundo musulmán”, constata Pierini.

“En Francia, en el Reino Unido, en Alemania o en Bélgica, el islam es, de hecho, una parte de la identidad nacional”. Por eso “es imposible para los políticos aceptar que organizaciones terroristas, en nombre del islam, quieran desgarrar el tejido social de las naciones europeas”, aclara este experto. No es casualidad que Merkel recordara en enero que el islam “pertenece” a la identidad de Alemania. Con esa declaración “Merkel se posicionó claramente” sobre un tema, algo “poco usual” en la canciller, según Boehnke.

De igual modo, Valls, al señalar ese extraño “Francia está en guerra contra el terrorismo” también dejó claro que su país no estaba en “guerra contra el Islam ni los musulmanes”. De lo contrario, Francia y Europa entrarían en guerra contra sí mismas. Datos del estadounidense Pew Research Center, estimaban en 2011 que un 6% de la población europea era musulmana. Para 2030, la previsión es que uno de cada diez europeos sea musulmán.