El Rey, con el Príncipe de Asturias, en un desfile del Día de las Fuerzas Armadas./ Foto: La Razón.
The Diplomat. Madrid.
La proclamación del Príncipe de Asturias como próximo Felipe VI se producirá en las próximas dos o tres semanas. El proceso sucesorio se pondrá en marcha hoy al mediodía con una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, en el que el Ejecutivo de Mariano Rajoy aprobará un proyecto de ley orgánica que regule la abdicación del Rey Juan Carlos.
El texto será remitido a continuación al Congreso para su aprobación, de donde pasará al Senado antes de su definitiva publicación en el BOE. En ambas Cámaras se requerirá la mayoría absoluta. El acto de proclamación del Príncipe Felipe como nuevo jefe del Estado se realizará en el Congreso en una sesión conjunta de las Cortes. A partir de ese día, al próximo Felipe VI se le planteará una serie de desafíos:
El futuro de Cataluña
El choque de trenes entre el Gobierno central y la Generalitat catalana se aproxima con la fecha del 9 de noviembre cada vez más cerca en el horizonte. El president Artur Mas ya advirtió ayer que si bien “habrá cambio de rey”, no ocurrirá lo mismo “en el proceso político que está siguiendo el pueblo de Cataluña”. El Príncipe se ha volcado en estos últimos meses en visitar esta región en un intento por bajar el clima de tensión entre el Ejecutivo de Mariano Rajoy y la Generalitat. En todos los discursos, don Felipe ha sido exquisito en los detalles y ha alternado el castellano con el catalán.
El final de la instrucción del caso Nóos
Su cuñado, Iñaki Urdangarin, será imputado previsiblemente por varios delitos de cara a una apertura de juicio oral que se producirá a finales de 2014 o principios de 2015. Hacienda confirmó en mayo que el duque de Palma cometió dos presuntos delitos fiscales por los que defraudó un total de 337.138 euros en las cuotas del IRPF correspondientes a los años 2007 y 2008, y no las empresas que le retribuyeron por servicios de asesoría, como defendía el yerno de don Juan Carlos. La mayor incógnita a día de hoy es si el juez Castro imputará igualmente a la infanta Cristina. En todo caso, la hija menor de los Reyes saldrá de la Familia Real en cuanto el Príncipe se convierta en Felipe VI, por lo que los asuntos que afecten a la infanta y a su marido concernirán menos a la Corona.
El auge del republicanismo
En los últimos años están surgiendo partidos políticos y movimientos sociales que defienden abiertamente la proclamación de la tercera República. Los puntales de la Monarquía constitucional de 1978 siguen siendo el PP y el PSOE, pero esta última formación se está volviendo cada vez más crítica con la Corona. Las Juventudes Socialistas emitieron ayer un comunicado en el que solicitan la celebración de un referéndum sobre la forma de Estado, que desemboque luego en una reforma constitucional. Felipe VI se va a encontrar con un secretario general socialista de su generación tras la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba por los malos resultados del 25-M.
La influencia en Iberoamérica
La asistencia del Príncipe este fin de semana al acto de investidura del nuevo presidente de El Salvador fue el número 100 desde que don Felipe inició esta costumbre de representar a España en este tipo de actos en el continente hermano en 1996. Será uno de los mandatarios que mejor conozcan Iberoamérica, en un momento en el que España ha perdido parte de su liderazgo en la región por culpa de la crisis económica. La Cumbre Iberoamericana de Veracruz (México) los días 8 y 9 de diciembre será la primera de este tipo a la que asista, pero también será la última con el tradicional formato anual.
El reto de la transparencia
La renuncia del Rey Juan Carlos se produce unos meses antes de que entre en vigor la nueva ley sobre transparencia en los poderes públicos, que obligará a La Zarzuela y a otras instituciones como Patrimonio Nacional a facilitar buena parte de la información que han mantenido oculta estas últimas décadas. En el deseo del nuevo monarca está el hacer una institución monárquica mucho más abierta de lo que ha sido hasta ahora. Una prueba de fuego del próximo Felipe VI será el nivel de transparencia que dé a la publicación de los presupuestos de la Casa Real del año 2015.