The Diplomat in Spain

Foto: A. Rubio. 

Francisco Verros / Embajador de Grecia en España

Eva Cantón. Madrid 

Posa confiado junto a Poseidón y la imagen da como resultado una curiosa antítesis, porque el diplomático ateniense parece muy alejado de la furia con la que el dios griego agita los mares y las entrañas de la tierra. Aterrizó en España en enero de 2013 y dice que trabajar aquí, donde es “muy fácil hacer amigos”, es un privilegio.

Grecia vuelve a financiarse en los mercados tras cuatro años de ostracismo. ¿El país ha aprendido de sus errores?

Por supuesto. Europa ha visto el fin de un modelo, basado en el déficit presupuestario, y debe sustentar su crecimiento en una fuerte competitividad. Grecia tiene un presupuesto equilibrado desde 2013 y un año turístico récord, con 17 millones de visitantes. No hay nuevas «bestias negras» que aumenten nuestro problema.

¿Qué hará su Gobierno para que la recuperación económica llegue a la economía real?

Esperamos que, con el crecimiento, el paro empiece a bajar. Además, el Gobierno dedicará parte del excedente presupuestario “primario” a los más desfavorecidos. Esperamos que, en cierto tiempo, el crecimiento sea tangible para la población.

¿Cuánto tiempo se necesitará para ello?

No podría decirlo. Depende de la política europea. Grecia sola no puede fomentar el crecimiento, ni siquiera el interno. Hace falta un marco europeo propicio, más favorable al crecimiento que a los recortes presupuestarios y a la reducción del déficit.

¿Un marco europeo o más bien alemán?

(Risas). Es incontestable que el país más grande de Europa es Alemania, que es la economía más importante y que no podríamos tener una política económica de la que los alemanes estén ausentes. Sí, hace falta una reorientación de Europa, y eso incluye a Alemania.

¿Garantiza la estabilidad política el Gobierno de coalición de Antonis Samaras? ¿Un Ejecutivo con Syriza pondría en peligro la confianza de los mercados?

Lo peor de la crisis ya ha pasado. En nuestra primera emisión de deuda pública desde abril de 2010, se colocaron 3.000 millones de euros. Un verdadero éxito. Los inversores ofrecieron comprar hasta 20.000 millones. Eso significa que están seguros de la estabilidad y el desarrollo de Grecia en la zona euro.

¿No llama la atención que los inversores recuperen su dinero antes de que los griegos recuperen un nivel de vida similar al que tenían antes?

Los griegos han sufrido mucho por las políticas de austeridad. Como en el caso de España, la mejora económica necesita tiempo para que la noten los ciudadanos. Y Grecia necesitará mucho tiempo.

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«Inmigración y crisis económica son dos fuentes de poder para los populistas»

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¿Le duele que, durante la crisis, el mensaje más repetido de los políticos españoles para calmar a los mercados fuera “España no es Grecia”?

En Grecia decimos que “por la prueba se conoce al amigo» y España, con su comportamiento institucional, resultó ser un amigo cercano. Algunos artículos en la prensa española nos entristecieron, no porque atacaran a Grecia sino porque trataron de mostrar que era responsable de la crisis. Nos presentaron como el chivo expiatorio de la zona euro, olvidando todo sentido de solidaridad.

Las relaciones comerciales con España se limitan a un 2%. ¿Tiene interés Grecia en incrementarlas o está orientada hacia otros mercados?

Hay interés en fortalecerlas y hay posibilidades. Las exportaciones y el turismo son las fuerzas impulsoras del crecimiento. Y ahí hay oportunidades para ambos. Respecto a Grecia, hay oportunidades en el sector bancario, el turismo, la alimentación, las energías renovables, la construcción y el comercio.

Compartimos el reto de la inmigración ilegal a Europa. ¿Se plantean una mayor colaboración en la UE?

Reformar la política de inmigración es una prioridad de la presidencia griega de la UE. Los países del sur reciben la primera ola de la presión migratoria clandestina. Tenemos que recibirles e impedir que se vayan a Alemania, Francia, los países escandinavos… Y eso no es fácil. Hay que reorganizar todo el sistema. En Grecia, con unos 100.000 inmigrantes al año, el problema adquiere a veces proporciones dramáticas.

¿Dónde hay que poner el acento?

Primero, en el control de fronteras: tenemos extensas fronteras marítimas y terrestres difíciles de proteger. Además, la acogida de clandestinos tiene aspectos económicos, de higiene y de derechos humanos que un solo país no puede afrontar. Y sobre la distribución de los inmigrantes, el principio de la Directiva Dublín II de que permanezcan en el país de acogida es obsoleto y hay que modificarlo.

¿La mala gestión de la inmigración da alas a los partidos populistas?

La inmigración y la crisis económica son dos fuentes de poder para los populistas porque crea tensiones sociales. Pero, con una política coordinada, podríamos disminuir la influencia social de los partidos antieuropeos.

SUS FAVORITOS

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[box style=»0″]UN LUGAR

 «Perderse en la ciudad vieja de Atenas. Bajando desde la Acrópolis hasta el bullicioso barrio de Monastiraki».

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[box style=»0″]UN LIBRO

 «Una de tantas peripecias del comisario Kostas Jaritos, esta vez en medio de la comunidad griega de Estambul».

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[box style=»0″]UN PLATO

 «La ensalada griega es fresca, sana y tiene todos los ingredientes y colores del Mediterráneo».

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