The Diplomat in Spain

Diego Carcedo

Presidente de la Asociación de Periodistas Europeos

Apenas doce horas fueron suficientes para derribar la dictadura más longeva y penúltima que quedaba en Europa al tiempo que la de Franco en España, y de paso liquidar el último imperio colonial que resistía en el mundo. A diferencia de lo que ocurría en la vecina España también bajo una dictadura bastante similar, los militares nunca habían sido parte activa del control del Estado Novo que aparecía en la imagen exterior como una dictadura, sí, pero  de corte civil.

Respaldados de alguna manera por las preocupaciones de un superior tan prestigioso y carismático como el general Spínola, varias decenas de oficiales, encabezados por el mayor Vasco Lourenço, comenzaron a mantener reuniones secretas para inicialmente analizar sus problemas profesionales pero muy pronto sus inquietudes se fueron ampliando y en la búsqueda de soluciones enseguida se convertirían en una conspiración abierta cuyo objetivo se centró en la planificación de un golpe de Estado que pusiera fin al régimen. No era fácil, la idea tropezaba con múltiples riegos y dificultades, como el temor a que tanto la OTAN como España, escudada en el Pacto Ibérico que habían firmado Franco y Salazar, interviniesen en defensa del Gobierno.

Los acontecimientos del 25 de abril de 1974 y meses posteriores coincidieron con los momentos más tensos de la Guerra Fría y desencadenaron una serie de iniciativas mal disimuladas de las dos superpotencias por hacerse con el control de un país de gran importancia estratégica que a los Estados Unidos como cabeza de la OTAN, se le escapaba de su control y a la Unión Soviética le aportaba una influencia excepcional para la expansión ideológica del comunismo y tanto en Europa como en Africa. Pero sin duda alguna donde la caída de la dictadura salazarista causó mayor preocupación fue en España.

Franco, sus ministros y sus generales, debatieron la situación en el país vecino y renunciaron a cualquier tipo de intervención. Se limitaron a reforzar la seguridad fronteriza y a vigilar más estrechamente los movimientos sospechosos en los cuarteles, donde empezaba a cobrar fuerza una organización clandestina, la Unión Democrática Militar (UMD), con algunas similitudes con el MFA portugués, que fue desarticulada y sus miembros encarcelados.

Mientras el Régimen permanecía expectante, millares de curiosos inauguraban el turismo político a Portugal para conocer y participar de lo que allí estaba ocurriendo: de pronto los demócratas españoles comenzaron a soñar con otro milagro similar en España que despertó nuevas esperanzas. No ocurrió así exactamente,  pero la Revolución de los Claveles ejercería una influencia indirecta importante en la Transición Española.

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Extracto del artículo publicado en Historia y Vida en el mes de abril.