Mariano Rajoy recibió en septiembre en La Moncloa a Evo Morales. Foto: Pool Moncloa.
Luis Ayllón. Madrid
Bolivia parece dispuesta a recuperar la sintonía con España favoreciendo nuevos contratos con empresas españolas, después de las desavenencias surgidas cuando, hace algo más de un año, el Gobierno de Evo Morales decidiera la expropiación de la compañía Sabsa, filial de las españolas Abertis y Aena. Ahora acaba de contratar a la empresa asturiana Isotron SAU para la instalación de la primera planta de energía solar de Bolivia.
Las relaciones de España con Bolivia no han sido fáciles en los últimos tiempos. El pasado verano el incidente con el avión presidencial de Morales, retenido en el aeropuerto de Viena antes de sobrevolar España, porque se sospechaba que llevaba en su interior a Edward Snowden, se sumó a los desencuentros por las expropiaciones de empresas españolas llevadas a cabo en los meses precedentes, por el Gobierno boliviano.
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Evo Morales confía a dos compañías de España construir una carretera y un planta de energía solar
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El pasado 13 de abril, Evo Morales asistió a la fima del contrato por el que el consorcio español Ceinsa-Incoydesa Ingennya construirá una carretera en el sur de Bolivia, que será financiada por el Estado boliviano con 85 millones de dólares. Con ella se unirán las localidades de Entre Ríos y Palos Blancos, una ruta clave de 66 kilómetros en el departamento sureño de Tarija, fronterizo con Argentina y Paraguay.
Y hace sólo dos días, el presidente boliviano estuvo también presente en la suscripción del contrato con Isotron, del Grupo Isastur, para el montaje en la región norteña de Pando, fronteriza con Brasil y Perú de la que será la primera planta de energía solar boliviana. Esta planta permitirá suministrar energía a una zona que hasta ahora se abastecía con motores que funcionan con gasóleo, lo que resulta mucho más caro.
Evo Morales no perdió la ocasión para asegurar que su Gobierno trabaja bien con muchas empresas españolas, como Repsol, asociada con la compañía estatal YPFB para la extracción de hidrocarburos. Sin embargo, no perdió la ocasión para asegurar que otras empresas españolas les habían “defraudado”. En ese punto citó a Sabsa, que gestionaba los tres principales aeropuertos de Bolivia, y que fue expropiada en febrero de 2013 con el argumento de que no cumplió sus compromisos de inversión en esas infraestructuras.
Aquella medida provocó la reacción del Gobierno español, molesto porque a esa expropiación habían precedido otras que afectaron a varias empresas españolas, entre las que se cuentan Red Eléctrica Internacional y cuatro filiales de Iberdrola.