Los cinco dirigentes socialistas que más suenan para sustituir a Pérez Rubalcaba.
Gonzalo López Alba. Madrid.
Una mujer andaluza de 39 años, Susana Díaz, encabeza la cotización de valores en el PSOE para tomar las riendas del partido tras la anunciada retirada de Alfredo Pérez Rubalcaba. El otro valor que más cotiza es un hombre vasco de 38 años, Eduardo Madina.
Aunque ambos proceden de familias de trabajadores, son militantes socialistas desde la adolescencia y pertenecen a la misma generación -la de los nacidos en los años 70, que no pudieron votar la vigente Constitución de 1978- presentan trayectorias y perfiles muy distintos.
Si ella resultara la elegida, no podría ejercer la oposición en el Parlamento y tendría que designar un portavoz parlamentario hasta el final de la legislatura. Madina, por el contrario, es diputado y podría conjugar el liderazgo orgánico con el parlamentario.
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Susana Díaz: el mayor poder orgánico
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Susana Díaz (Sevilla, octubre de 1974) ha conseguido en menos de un año pasar de ser la cancerbera de José Antonio Griñán a convertirse en el dirigente socialista con más poder, orgánico e institucional. Gobierna la comunidad autónoma más poblada –en coalición con Izquierda Unida- y la principal federación del partido, que en el último Congreso del PSOE aportó el 24 por ciento de los delegados –ahora ese porcentaje podría ser mayor por el incremento de afiliados en su territorio-.
Su flanco más débil es que llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía sin previo paso por las urnas, al heredar el cargo que ocupaba Griñán tras ganar unas primarias cerradas a la militancia y sin competencia. Pero en las elecciones europeas, las primeras que se celebran con ella de secretaria regional, los socialistas andaluces aportaron el 26 por ciento de todos los votos cosechados por el PSOE, aventajando en diez puntos al PP después de un lustro de encadenar derrotas.
Su encumbramiento a la presidencia del gobierno regional representó un triple cambio: de género, de generación y de clase social: todos sus predecesores habían sido hombres, nacidos en la década de los cuarenta y provenientes de clases acomodadas. Díaz estudió Derecho con una beca y ha empezado ahora a tomar clases de inglés
Hija de un fontanero y antigua catequista, hasta que Griñán la señaló como su heredera hizo toda su carrera como apparatchik, pero en ocho meses ha sabido reunificar el PSOE andaluz y acomodarse a su nuevo perfil institucional, codeándose con los principales empresarios del país y entablando una relación fluida con el Rey.
Tanto si opta como si no a la secretaría general en el congreso extraordinario convocado para julio, el poder de la federación andaluza hace que su criterio sea determinante para todo lo que pueda ocurrir. Además, ha establecido una línea caliente con el líder de la segunda federación más importante, el valenciano Tximo Puig. Y el secretario general de la tercera, el madrileño Tomás Gómez, ya se ha adelantado a decir que “con Susana, al fin del mundo”. La alianza de estas tres federaciones representaría la mayoría en un congreso a la vieja usanza –voto delegado-, algo que ya no estaría tan claro si se permite que los militantes voten directamente. A todo lo anterior se añade que ha sabido ganarse el respeto de la vieja guardia del partido.
Ser la secretaria general del PSOE la obligaría a renunciar a este cargo orgánico en Andalucía, pero no así a la presidencia del gobierno regional. Aunque en España no existen precedentes, su partidarios invocan el ejemplo del excanciller alemán Gerhard Schröder, que llegó al liderazgo del SPD desde el gobierno de un länder. En clave territorial, Díaz ha recuperado para el PSOE el discurso de la unidad de España, por lo que mantiene una relación tensa con los socialistas catalanes.
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Eduardo Madina: el voto de la militancia
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Eduardo Madina (Bilbao, enero de 1976), al igual que Díaz, comenzó su militancia socialista en la adolescencia, pero su trayectoria no está asociada a la política regional ni de aparatos partidarios, sino a la parlamentaria. Durante el proceso de relevo de José Luis Rodríguez Zapatero recibió presiones para encabezar una tercera vía entre las opciones de Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón, pero entonces consideró que no era su momento.
Nieto de un minero y procedente de una familia de socialistas de toda la vida, era secretario general de las Juventudes del Partido Socialista de Euskadi cuando, con 26 años recién cumplidos, una bomba de ETA le segó una pierna. Pocos meses después, su madre murió de un infarto que tuvo relación con aquel drama y él tuvo que abandonar una brillante carrera como jugador de voleibol, pero lejos de instalarse en el rencor siempre abogó por la reconciliación entre todos los vascos.
Licenciado en Historia, se especializó en relaciones internacionales e integración europea y trabajó como técnico en el Parlamento Europeo. Diputado desde 2004, es secretario general del Grupo parlamentario Socialista desde 2009 y vocal de la Ejecutiva del PSOE. En 2012 fue elegido por el Foro de Davos como uno de los 192 jóvenes más destacados del mundo. Domina el inglés y se maneja en francés.
Como le ha ocurrido al resto de los que pensaban concurrir a las primarias previstas para el mes de noviembre con el propósito de elegir al próximo candidato presidencial del PSOE, ha visto trastocada su hoja de ruta al imponer Andalucía la convocatoria previa de un congreso para elegir a un nuevo secretario general. Frente al enroque que representa este procedimiento en un contexto de demanda social de apertura democrática, ha levantado la voz para denunciar la pretensión del establishment socialista de “usurpar la decisión que debían tomar los ciudadanos” y se ha erigido en paladín de esa apertura al condicionar su posible candidatura en el congreso a que los militantes puedan emitir directamente su voto.
Madina partía como favorito para el proceso de elecciones primarias abiertas, ante el que estaba recogiendo por igual el apoyo de desencantados con Rubalcaba y desencantados con Chacón, los dos contendientes del último congreso socialista. Bien visto entre la vieja guardia, cuenta con apoyos territoriales significativos, como el de la práctica totalidad de la federación extremeña, la única que, estando en la oposición, ha sido capaz de ganar al PP en las elecciones europeas. Pero en un congreso cerrado, sus posibilidades se reducen notablemente, y más si la otra opción es Díaz.
El diputado vasco aboga por un cambio en el fondo y las formas de hacer política, introduciendo el compromiso solemne de cumplir los programas electorales y actuando con más humildad y cercanía al ciudadano. Es partidario de romper con la dialéctica territorial que ha caracterizado la política en España para implantar una dialéctica social.
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Carmen Chacón: confianza en las primarias
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Carmen Chacón (Esplugas de Llobregat, Barcelona, marzo de 1971) es la única potencial aspirante con experiencia en el Gobierno de la nación. Su ambición de liderar el PSOE pasaba por unas primarias abiertas, toda vez que ya perdió el último congreso frente a Rubalcaba y entonces tuvo el apoyo de la mayoría de la federación andaluza, que ahora respaldaría a Susana Díaz, y del PSC, con el que se ha enfrentado por sus posiciones contrarias al “derecho a decidir”. También contó con el apoyo de las mayorías de Madrid y Valencia, que han girado hacia la baronesa andaluza. Además, el fenómeno Podemos, que entraña una demanda social de caras nuevas, la ha convertido de golpe y porrazo en vieja.
Militante del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) -formación asociada, pero autónoma del PSOE-, comenzó su carrera como concejal de su ciudad natal, donde llegó a ser primera teniente de alcalde y responsables de servicios económicos, recursos humanos y seguridad ciudadana. Miembro fundacional del grupo que en el año 2000 aupó a Zapatero, bajo su amparo fue vicepresidenta del Congreso de los Diputados, ministra de Vivienda y la primera mujer que en España dirigió el Departamento de Defensa, una trayectoria originalmente diseñada para que, cuando llegara el momento, tomara el relevo de Zapatero. Lo intentó en 2011, pero desistió de forzar la celebración de unas primarias para competir con Rubalcaba ante las amenazas de un sector del partido de provocar un congreso extraordinario que hubiera hecho tambalearse al Gobierno. En febrero de 2012 perdió el congreso contra Rubalcaba y, condenada al ostracismo, renunció a su escaño en el Congreso y prefirió pasar un año dando clases en Miami, donde ha perfeccionado su inglés y de donde regresara definitivamente a finales de junio.
Hija de un bombero originario de Almería y de una abogada catalana, es nieta de un anarquista aragonés. Profesora de Derecho Constitucional, hizo su tesis sobre Quebec. Además de haber hecho cursos en diversas universidades extranjeras, fue observadora de la OSCE en conflictos como el de Bosnia Herzegovina de 1996 o de Albania en 1997.
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Pedro Sánchez: el menos conocido
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Pedro Sánchez (Madrid, febrero de 1972) era un desconocido hasta que aprovechó la apertura de las primarias para colarse de rondón como precandidato. Sus principales apoyos están en el grupo parlamentario y en algunas federaciones minoritarias, de modo que sus opciones ante un congreso son prácticamente inexistentes. Pero se ha hecho un hueco entre los nuevos valores socialistas y el hecho de ser diputado le abre otras opciones ante la recomposición del grupo parlamentario que acarreará el congreso extraordinario.
Es doctor en Ciencias Económicas y ha sido, además de concejal en el Ayuntamiento de Madrid, diputado en dos ocasiones, aunque siempre con la legislatura ya comenzada y gracias a la renuncia de algunos de los que le precedían en la lista. Hizo sendos master en política económica de la Unión Europea por la Universidad Libre de Bruselas y el Instituto Universitario Ortega y Gasset. También trabajó como asesor en el Parlamento Europea y fue jefe de gabinete del Alto Representante de la ONU en Bosnia durante la guerra de Kosovo. Habla inglés y francés con soltura.
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Patxi López: pesa la debacle del PSE
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Patxi López (Portugalete, Vizcaya, 1959) es el único de los nombres que están en el candelero que no pertenece a la generación de los setenta. Apoyó a Rubalcaba en el congreso de Sevilla y, según su entorno, aquel se comprometió a darle el testigo. Hasta la irrupción de Susana Díaz, era el preferido del establishment, pero no sólo ha perdido esa condición, sino que el hundimiento electoral del Partido Socialista de Euskadi dificulta aún más sus opciones.
Nacido en el seno de una familia obrera, es hijo de un histórico del socialismo vasco, Eduardo López Albizu, Lalo, en cuya casa eran frecuentes las reuniones de todos los históricos del PSOE, desde Felipe González a Nicolás Redondo. Secretario general del PSE desde 1991 hasta su retirada, anunciada para septiembre, condujo a los socialistas vascos a sus mejores resultados electorales –en gran medida gracias a la ilegalización de Batasuna- y, aunque no ganó las elecciones, fue lehendakari entre 2009 y 2012 con el apoyo parlamentario del PP. Pero en las elecciones europeas ha cosechado la mayor derrota del PSE. Ahora, aspira a ocupar un papel relevante en la nueva dirección socialista, pero se ha descarta para competir por el liderato del partido.
Abandonó la carrera de Ingeniería Industrial para convertirse en diputado con 28 años y su dominio del inglés se limita al que ha aprendido como fanático de la música.