Felipe González durante su intervención./ Foto: @rielcano
Eduardo González. 29/03/2017
«Por favor, no deduzcan de mis palabras que soy un pesimista. Yo soy un optimista informado que no está dispuesto a resignarse”. Con esta contundencia concluyó ayer Felipe González su análisis sobre la realidad de la Unión Europea con motivo del 60 aniversario de los Tratados de Roma.
En el curso del debate Desafíos de la UE, sesenta años después, organizado por el Real Instituto Elcano en la sede de la Fundación Botín en Madrid y en el que también participó el presidente del think tank, Emilio Lamo de Espinosa, Felipe González lamentó que tanto la crisis financiera de 2008 como las actuales crisis de refugiados y del Brexit son un reflejo de una UE que “sólo fue capaz de desarrollar una unión monetaria sin tener en cuenta la convergencia económica ni social” y que carece de “una política de fronteras y seguridad”.
En opinión del ex dirigente socialista, la UE sólo podrá superar las actuales crisis si «recupera su relevancia para los ciudadanos y su relevancia para el mundo», ya que, de lo contrario, “se va a convertir en el parque temático de los nuevos ricos de Asia”. Por ello, González considera necesario que se reactive el principio de subsidiareidad para que haya “una mejor Europa, más democrática y con competencias más claras”.
No obstante, para ello hacen falta líderes y “yo no los veo”, reconoció ante los asistentes, entre quienes estaban los embajadores de Lituania, Eslovenia, Perú, Hungría, México, República Checa, Malta, Mozambique, Indonesia, Turquía, Serbia, Argentina, Portugal, Francia y Chipre.
En este contexto, a juicio del ex presidente, en lugar de lamentar el auge de los populismos nacionalistas, los europeístas deberían hacer “autocrítica” y tratar de comprender “qué hemos hecho mal para que crezcan”.
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González advierte de que la victoria de Le Pen podría ser “el fin de Europa”
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Según González, el verdadero riesgo de una victoria de Marine Le Pen en las elecciones francesas es “la contaminación que puede generar una fuerza nacionalista y xenófoba” en el resto de Europa. “No sé si sería el fin de Europa, pero es bastante posible”, advirtió. Por ello, expresó su deseo de que los discursos europeístas presidan los debates electorales en Francia, Alemania o Italia a fin de que “el año electoral no sea un año perdido, sino un año ganado frente a los nacionalismos”.
Respecto al papel de España en la UE, Felipe González denunció, sin querer mencionar a nadie, que “hace tiempo que hemos perdido la voluntad política de estar en el núcleo duro en el que se toman las decisiones, optándose por otros núcleos, como Washington y Londres”.
“Un espacio europeo que se abandona no resiste el vacío y lo ocupan otros”, prosiguió. “¿Lo podemos recuperar? Depende de la voluntad política y de que tengamos claro qué Europa queremos, empezando por el Gobierno, pero no recuerdo ningún debate sobre el proyecto europeo en el Parlamento”, declaró. “Lo necesitamos urgentemente” y la salida del Reino Unido supone “una nueva oportunidad”, advirtió. Entre los asistentes figuraban también cuatro ex ministros de Exteriores: Marcelino Oreja, Carlos Westendorp, Josep Piqué y Trinidad Jiménez.