Un año más, Casa Árabe de Madrid colabora hoy y mañana a las 19 horas con el festival Coordenadas Fest, que celebra en 2025 su novena edición, con dos piezas de danza contemporánea que exploran el exilio y la sensibilidad mediterránea. Entrada libre hasta completar aforo.
Coordenadas Fest propone reconfigurar el espacio escénico, repensar la relación entre la danza, la arquitectura y el patrimonio. Es un encuentro para explorar lenguajes del movimiento y disfrutar de la danza en espacios singulares. Es el segundo año en el que colabora con Casa Árabe, considerado como uno de estos espacios en el paisaje arquitectónico de Madrid. Casa Árabe, antiguamente las Escuelas Aguirre, fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) el 18 de febrero de 2025, en la categoría de Monumento. La declaración reconoce su singularidad como edificio histórico y patrimonial, otorgándole un nivel especial de protección.
Esta tarde, Casa Árabe acogerá la representación de El mundo atrás, de Rolando Salamé, una pieza de danza y teatro físico que trata de un éxodo, ya no el de un pueblo, sino el del ser humano. Explora el viaje interior y exterior del desplazado: lo que se lleva consigo, y carga, de lo que deja atrás, de lo que permanece. La historia la cuentan cuerpos en tránsito, en vuelo, o caída, si existe algún final; almas que se equilibran entre dos mundos, uno que agoniza y otro que lucha por nacer. Son seres que se levantan una y otra vez para retomar un camino incierto, pero que encarnan el triunfo de la esperanza sobre el miedo, de lo más humano sobre su propia brutalidad.
Mañana viernes a las 19 horas será el turno de Por la Hipersensibilidad de Tu Artista – 4 Euros por Kilo (For your artist’s hypersensitivity, 4€/KG), de Romane Piffaut Dos Santos. El espectáculo es un solo coreográfico que parte de las lágrimas como gesto íntimo y público a la vez. La obra cuestiona cómo nuestras emociones, al hacerse visibles, son observadas, juzgadas y filtradas por condicionamientos sociales, mediáticos, económicos y de género. Inspirada en tradiciones portuguesas de duelo colectivo -las plañideras y el fado-, la pieza explora cómo el dolor puede transformarse en expresión compartida y herramienta política. A la vez, denuncia los estigmas culturales y de género que califican ciertas emociones como “excesivas”, como ocurre con el llamado síndrome mediterráneo, que deslegitima el sentir de cuerpos racializados y femeninos, en ambas orillas del Mare Nostrum. Al subvertir esa mirada normativa, la performance convierte el llanto en fuerza y resistencia: las lágrimas dejan de ser signo de debilidad para volverse huella, memoria y afirmación vital. Más información en esta web.