Hoy se estrena en los cines la última entrega de la saga interpretada y producida por Tom Cruise, Misión imposible: sentencia final, dirigida por Christopher McQuarrie e interpretada además por Ving Rhames, Simon Pegg, Vanessa Kirby, Mariela Garriga, Henry Czerny, Angela Bassett y Frederick Schmidt, que repiten el papel de la primera parte.
La expectación y la emoción se mantienen en el espectador desde el primer segundo de la película, segunda parte de la cinta estrenada hace dos años. La acción bien hecha y excepcionalmente rodada, las escenas auténticamente peligrosas con Tom Cruise como protagonista (con unas imágenes acrobáticas alrededor de una avioneta dignas del mejor especialista), la música, el sonido y un final explosivo hacen de esta octava entrega (¿y última?) de la saga una película para los amantes de la acción y los efectos especiales.
En esta ocasión, el intrépido Ethan Hunt (Tom Cruise) se enfrenta no solo a enemigos humanos, sino también a amenazas tecnológicas de un alcance global. La historia profundiza en los dilemas éticos y personales de Hunt, mostrando un lado más humano del personaje sin perder el ritmo vertiginoso que caracteriza la franquicia. Es una película que tiene un mensaje bastante apropiado para los tiempos geopolíticos y ultratecnológicos en el área de la comunicación (bulos, feaknews) que vivimos en la actualidad.