<h6><strong>Redacción Aquí Europa</strong></h6> <h4><strong>La presidencia húngara del Consejo de la Unión Europea, que ha tenido lugar del 1 de julio al 31 de diciembre de 2024, cierra un capítulo lleno de contrastes y controversias. En el ámbito de los logros, Hungría ha priorizado áreas clave como la competitividad económica, la ampliación de Schengen y la adhesión de nuevos miembros a la Unión. Sin embargo, estas iniciativas han estado acompañadas de tensiones significativas con otras instituciones europeas, especialmente en temas relacionados con el respeto al Estado de derecho y la gobernanza democrática. Esta presidencia, asumida por el gobierno de Viktor Orbán, ha sido vista tanto como una oportunidad para mostrar el compromiso de Hungría con el proyecto europeo como un periodo en el que se han reflejado los desafíos internos y externos que enfrenta el país en su relación con Bruselas.</strong></h4> Uno de los principales hitos de la presidencia húngara fue la adopción de la Declaración de Budapest, un documento que establece doce prioridades estratégicas para fortalecer la competitividad de la Unión Europea en los próximos años. Este acuerdo busca impulsar áreas como el mercado único, la política industrial, la innovación tecnológica y el acceso a financiamiento. Con estas medidas, Hungría ha intentado proyectar una imagen de liderazgo en la recuperación económica de la UE tras las crisis recientes. Además, esta declaración establece un marco de cooperación que podría beneficiar a todos los Estados miembros, enfatizando la necesidad de adaptarse a los cambios globales y fortalecer la autonomía estratégica de Europa en sectores clave. <h5><strong>Bulgaria y Rumanía en el espacio Schengen</strong></h5> En el ámbito de la política migratoria, Hungría ha impulsado la ampliación del espacio Schengen, logrando la incorporación de Bulgaria y Rumanía a partir de enero de 2025. Este avance representa un paso significativo en la integración de los Estados miembros del este de Europa, una región tradicionalmente marginada en términos de beneficios políticos y económicos dentro de la UE. Asimismo, durante este semestre se han intensificado las negociaciones para la adhesión de los Balcanes Occidentales, particularmente con Montenegro, Serbia y Albania. Esto refuerza el compromiso de la UE con la estabilidad y el desarrollo de esta región, aunque el proceso aún enfrenta obstáculos importantes, como la necesidad de reformas internas en los países candidatos. En el sector agrícola, la presidencia húngara promovió la adopción de Conclusiones del Consejo sobre el futuro de la Política Agrícola Común (PAC) post-2027. Este enfoque busca garantizar la seguridad alimentaria dentro de la Unión, adaptándose a los desafíos del cambio climático y las fluctuaciones en los mercados internacionales. Además, la demografía ha sido otro tema central, con debates sobre las estrategias para contrarrestar el envejecimiento poblacional y las bajas tasas de natalidad en países clave, como España e Italia. Hungría ha planteado propuestas ambiciosas para fomentar el crecimiento demográfico, aunque estas ideas han generado debates sobre su viabilidad en el contexto actual. <h5><strong>Numerosas controversias</strong></h5> A pesar de los avances, la presidencia húngara ha estado marcada por críticas constantes relacionadas con el respeto al Estado de derecho. El Parlamento Europeo ha denunciado repetidamente las políticas de Viktor Orbán, que según informes erosionan la independencia judicial, la libertad de prensa y los derechos de las minorías. Este conflicto ha generado tensiones no solo entre Budapest y Bruselas, sino también dentro de los propios Estados miembros, que debaten sobre cómo abordar las acciones de un país que, aunque parte integral de la UE, desafía algunos de sus valores fundamentales. Otra fuente de controversia ha sido la sanción impuesta por la UE a Hungría, que perdió acceso a 200 millones de euros en fondos comunitarios. La sanción fue resultado de violaciones a la legislación migratoria, particularmente la eliminación del derecho al asilo para personas que buscan protección internacional. Este castigo financiero subraya la gravedad de las disputas entre Hungría y la Comisión Europea, y pone de manifiesto la necesidad de resolver las discrepancias sobre la interpretación y aplicación de las normas comunes. Además, la relación de Hungría con Rusia durante este semestre ha despertado preocupación. La emisión de “tarjetas nacionales” para ciudadanos rusos y bielorrusos, que les permiten trabajar y residir en Hungría, ha sido percibida como un movimiento contradictorio con las políticas de sanciones de la UE tras la invasión de Ucrania. Esta medida ha sido criticada por varios Estados miembros que temen que la postura húngara pueda comprometer la unidad europea frente a las amenazas geopolíticas externas. En conclusión, la presidencia húngara ha sido un periodo de luces y sombras. Por un lado, ha logrado avances tangibles en áreas como la ampliación de Schengen, el apoyo a la competitividad europea y el fortalecimiento de las políticas agrícolas. Por otro, las tensiones políticas y las controversias en torno a los valores democráticos han dejado un legado mixto que genera preguntas sobre el futuro de la relación entre Hungría y la Unión Europea. Con la presidencia polaca a punto de iniciar en enero de 2025, será interesante observar cómo se desarrollan las prioridades y desafíos que Hungría deja pendientes.