<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Agricultura, Luis Planas, advirtió ayer de que la decisión de Rusia de no renovar su participación en el acuerdo sobre los cereales del Mar Negro demuestra la intención del régimen de Vladimir Putin de utilizar los alimentos como “arma de guerra”. En el mismo sentido, el alto representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE, Josep Borrell, ha reclamado la actuación de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra la política rusa de utilizar “el hambre como arma”.</strong></h4> En la rueda de prensa posterior al Consejo informal de Ministros de Agricultura y Pesca de la UE, celebrada en Vigo, <strong>Planas calificó de “injustificable” la decisión de Rusia de no renovar el acuerdo para la exportación de grano procedente de Ucrania a los países emergentes a través del Mar Negro</strong>. Esta decisión, prosiguió, es <strong>un “ejemplo de libro” del uso de los alimentos como “arma de guerra” </strong>por parte de un país invasor, una medida que afecta sobre todo los países menos desarrollados. Por ello, <strong>Luis Planas reclamó la intervención de la ONU y del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan</strong>, en su calidad de mediador en el conflicto, para que se encuentre una solución a este problema. Asimismo, recordó que la guerra de Rusia contra Ucrania ha generado, “desde el principio”, problemas alimentarios a los países pobres y un aumento de la inflación en la UE. Por su parte, <strong>Josep Borrell</strong> declaró ayer en Bruselas, a su llegada a la Cumbre UE-CELAC, que la decisión de Rusia es “una muy mala noticia, una de las peores noticias para el mundo”. “El hecho de que, una vez más, el grano ucraniano no pueda salir de Ucrania significa que cientos de miles de personas en todo el mundo se verán privadas de alimentos básicos”, advirtió. Esta decisión, prosiguió, <strong>“requiere una respuesta firme de la comunidad internacional”,</strong> incluida “alguna acción a nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas”, porque “no podemos sentarnos y simplemente quejarnos”. <strong>Rusia “está usando el hambre como arma</strong>; ésta es una de las peores cosas que Putin podría haber hecho, y la hizo”, concluyó. <strong>El acuerdo sobre cereales firmado por Rusia, Ucrania, Turquía y Naciones Unidas ha permitido exportar más de 33 millones de toneladas de cereales desde julio de 2022 y ha desempeñado un papel clave en la estabilización de los precios de los cereales en los mercados internacionales al limitar la especulación</strong>, contribuyendo a frenar la subida de los precios del trigo en los mercados -que habían aumentado más de un 40% en los tres meses anteriores a su firma- y a que los precios de los alimentos básicos en los mercados hayan vuelto a sus niveles anteriores a la guerra, o incluso hayan bajado respecto a 2021. Prorrogado en 120 días en noviembre de 2022, el acuerdo fue renovado por solo 60 días en marzo y mayo de 2023 y se ha ido alejando poco a poco de su propósito original de garantizar el acceso a los cereales a los países más vulnerables. Por ese motivo, la ONG <strong>Acción contra el Hambre</strong> condenó ayer “la utilización de este acuerdo con fines políticos” y reclamó una renovación que “responda a las necesidades de los países que se enfrentan a la inseguridad alimentaria”, porque <strong>”el efecto de no renovar el acuerdo puede ser demoledor para regiones como el Sahel”</strong>, según declaró el director de incidencia y relaciones institucionales de Acción contra el Hambre, Manuel Sánchez-Montero.