Fernando Novo
Presidente de la Asociación Cultural Hispano-Argelina “Miguel de Cervantes”
Se acerca para todos los españoles el día de las elecciones generales. Pocas veces, en la historia reciente de España, unas elecciones han tenido tanta expectación. Ello es debido a que los españoles desean romper la tendencia y la catastrófica gestión de un gobierno que, para gobernar España, tiene como aliados a quienes no creen en la idea de nación y no desean otra cosa que romper España y desestabilizarla. Todo parece indicar que, por decisión popular y de manera mayoritaria, el gobierno cambiará y España podrá tomar un nuevo rumbo en su trayectoria.
Y como se trata de mirar hacia el futuro, el nuevo gobierno que salga de las urnas debe alinear su postura con respecto al Sahara Occidental hacia la legislación internacional y el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Pero España, además de cumplir, de volver a alinearse con la legislación internacional, debe ir más allá puesto que tiene una responsabilidad moral, jurídica, histórica y política con respecto al pueblo saharaui, ya que España sigue siendo la potencia administradora del Sahara y los acuerdos que se firmaron de Madrid del 14 de noviembre de 1975 y por los que se cedían dos tercios del territorio a Marruecos y un tercio a Mauritania fueron ilegales en base al derecho internacional; cosa que se refrendó cuando, el 29 de enero de 2002 el Consejo Jurídico de Naciones Unidas dictaminó la nulidad de los “Acuerdos Tripartitos de Madrid”.
La MINURSO, es decir, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental, como su propio nombre indica, se creó el 29 de abril 1991 (Resolución 690 del Consejo de Seguridad) con el objetivo de llevar a cabo dicho referéndum, no para gestionar la pobreza ni pasar el rato. Se creó para llevar a cabo dicho Referéndum.
Pues bien, esta Misión de Naciones Unidas para el referéndum del Sahara Occidental lleva 32 años sin cumplir el objetivo para el que fue creada. ¿hasta cuándo los países esperan seguir manteniendo este fracaso? ¿Es que sus funcionarios no pueden ser más útiles en otro lado? Sobre todo teniendo en cuenta los grandísimos salarios que cobran por no hacer su trabajo, que no es otro que el objetivo que comentábamos antes. Si estuviéramos hablando de una empresa privada, la empresa hubiera quebrado y sus trabajadores estarían todos en la calle desde hace años. Y mientras tanto, los gobiernos siguen manteniendo esta mentira y pagando las ineficiencias de una de sus Misiones. Lo malo, ¿saben ustedes?, es que detrás de este gran “juego de engaño y falsedad” y con la complicidad de los gobiernos donantes (que así tranquilizan sus conciencias o lo que sea) hay miles de personas que, desde hace 47 años, carecen de futuro. ¿Por qué no hacemos un ejercicio de empatía y nos ponemos en el lugar de una persona que haya nacido en el Sahara?. Bien sea en la parte ocupada ilegal y violentamente por el gobierno de Marruecos o bien sea fraternalmente acogido por Argelia en los campos de refugiados de Tinduf.… ¿qué vida supone usted, amable lector, que podría tener? ¿y su familia? ¿tendría las mismas oportunidades en la vida?. Y las continuas violaciones de los derechos humanos si has nacido en la parte ocupada por Marruecos…¿te permitirían vivir dignamente?. Pues estas y otras cuestiones son las que los países donantes no se acaban de hacer…y sobre todo Francia y estados Unidos, que parecen ser insensibles y despreciativos hacia estas personas que llevan cuarenta y siete años sufriendo su propia “travesía del desierto”.
Hago esta mención porque de los países miembros del consejo de seguridad, Rusia, Gran Bretaña y China están de acuerdo en ello. Son los gobiernos de Francia y de los Estados Unidos quienes se oponen a esa votación libre y democrática de los saharauis. Quizás deberían modificar esas posturas esos países llamados los “paladines de la libertad” y dejar de mantener la doble moral e hipocresía en estas relaciones internacionales.
Y esto no acabo de entenderlo ya que el gobierno del Sahara Occidental está ampliamente reconocido, ya que, el 22 de febrero de 1982 la RASD ingresó en la Organización para la Unión Africana (OUA), que fue reemplazada posteriormente por la Unión Africana (fundada el 26 de mayo de 2001, en Addís Abeba). Esto significaba que los estados miembros de dicha organización reconocían al Sahara Occidental como un estado africano, independiente y soberano. En noviembre de 1984, Marruecos decidió, en señal de protesta por este reconocimiento, abandonar la organización.
El acta fundacional de la Unión Africana tiene como uno de sus objetivos (artículo 3, b): “defender la soberanía, la integridad territorial y la independencia de sus Estados miembros”; y como principios, por ejemplo: Igualdad soberana y e interdependencia de todos los Estados miembros de la Unión (artículo 4 a); Respeto de las fronteras existentes en el momento de conseguir la independencia (artículo 4 b); Prohibición de emplear la fuerza o de amenazar con emplear la fuerza entre los Estados miembros de la Unión (artículo 4 f); No injerencia de un Estado miembro en los asuntos interiores de otro Estado miembro (artículo 4 g).
Al cabo del tiempo, el Reino de Marruecos presentó oficialmente una solicitud de adhesión al Acta Constitutiva de la Unión Africana para «recuperar» su antigua pertenencia a dicha organización, el 22 de septiembre de 2016, durante una reunión celebrada al margen de la 71ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Y finalmente, después de treinta y tres años de ausencia, Marruecos se incorporó a la Unión Africana el 31 de enero de 2017, después de haber hecho una campaña de “concienciación y simpatía” (como suele ser habitual en sus relaciones internacionales) entre los países miembros de la misma para que aprobaran su nuevo ingreso.
Cuando Marruecos solicita la admisión en la Unión Africana, se supone que está acatando todos y cada uno de los artículos y principios base del acta fundacional de dicha organización. Entonces, es evidente de que Marruecos no ha cumplido con su palabra y ha hecho caso omiso a los objetivos y principios de esta organización africana. La pregunta es ¿durante cuánto tiempo la Unión Africana seguirá permitiendo esta actitud de desprecio e incumplimiento de sus ideales por parte del Reino de Marruecos?. ¿Acaso son insensibles a la inaceptable situación que está viviendo el Sahara Occidental y el pueblo saharaui y a los continuos y graves incumplimientos en cuanto al respeto a los derechos humanos, el expolio de las riquezas del país, etc., por parte de la potencia ocupante, que es Marruecos?.
Es por ello que, en calidad de potencia administradora y con la mayor celeridad posible, España debería promover que los países del Consejo de Seguridad y de Naciones Unidas, en general, voten a favor de la celebración del Referéndum de Autodeterminación para que el pueblo saharaui decida libremente su futuro.
Los sucesivos Gobiernos de España desde el año 1975 han mirado para otro lado sin querer afrontar la resolución de esta situación injusta. Es hora ya de un gobierno elegido por el pueblo español haga lo correcto. Los españoles lo apoyarán y se lo agradecerán ya que se sienten totalmente amigos tanto del pueblo saharaui como del pueblo argelino y es por ello que, repito, España debe volver a observar el cumplimiento de la legislación internacional y de manera soberana, decidida, directa y sin complejos, debe trabajar por la celebración del citado Referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.
En cuanto a las relaciones con nuestro país vecino y amigo históricamente, sólo puedo decir que Argelia siempre ha demostrado ser un socio seguro y fiable, un verdadero amigo con respecto a España. Y por ese motivo se debería llevar a cabo, sin demora, una nueva política de acercamiento hacia Argelia. Estas acciones deberían empezar a trabajarse inmediatamente después de las elecciones del 23 de julio y empezar a desarrollarse a partir del mes de septiembre, a la entrada del nuevo curso laboral y académico. España y sus empresas no pueden esperar más tiempo alejadas de un país vecino y amigo y con el que se puede dibujar un futuro de colaboración conjunta en muchos campos. Y sería deseable, por tanto, que una de las primeras visitas del próximo presidente del gobierno de España fuese a Argelia.
Quienes hemos tenido la oportunidad (y la suerte, diría yo) de trabajar y vivir en Argelia unos años y poner nuestra experiencia y conocimientos al servicio de la población argelina sabemos, que el país más grande de África es el que tiene el corazón más grande, no sólo dispuesto a ayudar al pueblo saharaui sino también a quienes allí se desplazan; que es un país amigo de sus amigos y que es un país seguro y fiable en sus relaciones. Y si además seguimos en estrecho contacto con el país, lo seguimos certificando. Es por ello que se debe trabajar desde el gobierno España para que las empresas (grandes y pequeñas) de ambos lados del Mediterráneo vuelvan a establecer las relaciones que están “en suspenso” y que retomen el camino de la cooperación, el encuentro y el desarrollo mutuo y que se permitan a cientos, a miles de españoles y argelinos llevar a cabo sus negocios en un clima de leal confianza y amistad.
No olvidemos que esta situación de frialdad política y diplomática y de casi congelación de las relaciones de cooperación económica ha llevado a las empresas españolas con intereses en Argelia a perder más de tres mil millones de euros debido a la ruptura de relaciones, y cuyo comercio bilateral ha caído más de un 90% según la Asociación de Empresas Afectadas por la Crisis con Argelia. Y ha llevado a muchas familias argelinas a no poder seguir haciendo negocios con nuestro país o a no recibir las piezas o materiales que necesitan para desarrollar sus empresas o cumplir sus objetivos. Pero, sobre todo, no olvidemos nunca que detrás de estas cifras hay personas, hay familias que necesitan la normalización de relaciones para poder seguir comerciando, intercambiando, viviendo. Es el futuro de una parte de ambas sociedades y de los países, es el futuro de nuestros hijos.
Como dije en una ocasión, volver a alcanzar el nivel de confianza que Argelia depósito un día en España va a ser difícil y llevará tiempo y esfuerzo. Y tiempo hará falta también para llegar a celebrar la octava Reunión de Alto Nivel (RAN), pero es un objetivo claramente deseable por la importancia y trascendencia que tendría para nuestras mutuas relaciones. Se necesitarán compromisos por parte del nuevo gobierno de España al más alto nivel y la seguridad “real” por parte de España de que no se volverá a traicionar al país vecino ni a los acuerdos a los que se lleguen. Se necesitarán personas que estén totalmente comprometidas con las relaciones entre nuestros dos grandes países y que, evidentemente, se hace un seguimiento de las relaciones, oportunidades, etc. y que se impulse la mutua colaboración de las muchas maneras posibles que existen.
Pero, sobre todo, sigo pensando que ambos países, España y Argelia, Argelia y España, tenemos un potencial de colaboración muy grande (y en muchos campos) por delante y deberíamos aprovechar esta nueva oportunidad que se nos presentará a partir del 23 de julio para llevar a cabo un desarrollo sostenible y compartido de un futuro.
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