Pedro González
Periodista
En total 1,5 billones de dólares, o si se prefiere 1.560.000.000.000 dólares se repartieron en dividendos a escala global. Es la cifra recopilada por la compañía internacional de gestión de activos Janus Henderson, que señala así un nivel jamás alcanzado en la remuneración de los accionistas de todas las compañías que cotizan en Bolsa, una vez pagados los correspondientes impuestos y descontado el muy incrementado asimismo capítulo de nuevas inversiones. Es un índice que señala cuáles son los sectores más prósperos en la economía mundial y quienes son los grandes que dominan un mundo globalizado en el que ya es prácticamente imposible operar en espacios nacionales acotados con regulaciones meramente locales.
Los confinamientos y restricciones durante la pandemia provocaron aumentos sustanciales en el ahorro, que se han canalizado después en inversiones y en la rentabilidad de las empresas que hubieron de hacer frente a la explosión posterior del consumo.
La crisis energética ha vuelto a situar al sector de los hidrocarburos a la cabeza de las ganancias del accionariado, y por lo tanto en la remuneración a los accionistas de las grandes compañías petroleras y gasísticas. Junto con el sector financiero, son los impulsores de las mayores capitalizaciones bursátiles. Janus Henderson cifra en el 66% el aumento experimentado por el reparto de dividendos en 2022 con respecto a 2021, contando beneficios ordinarios y extraordinarios.
En cuanto a las entidades bancarias, el aumento global de las remuneraciones a sus accionistas conforma el 25% del total. Cabe recordar que, tras la congelación de dividendos por parte del Banco Central Europeo (BCE) durante la pandemia, éste levantó la restricción permitiendo una reconducción del sector, que ha vuelto en consecuencia a reforzar su capacidad crediticia.
La generosidad en la remuneración al capital también supone un parámetro considerable en cuanto a la fortaleza de sectores y empresas, que aumentan o merman su reputación en función precisamente de este índice. A este respecto, no aparece entre los primeros gigantes ninguna multinacional de la Unión Europea, cuyos puestos se reparten entre Estados Unidos y China, aunque el primer lugar lo ocupe la empresa minera anglo-australiana BHP, que sobrepasa al otro gigante de la minería, Río Tinto. El resto del cuadro de honor lo ocupan la petrolera brasileña Petrobras, las norteamericanas Microsoft, JPMorgan Chase, Johnson & Johnson y Apple, y la financiera inmobiliaria China Construction, secundada por el coloso de las telecomunicaciones China Mobile. Entre los europeos más generosos con sus accionistas sobresalen dos energéticas: la francesa TotalEnergies y la noruega Equinor.
Otro aspecto que resalta el informe Henderson, difundido por AFP, es el que señala repartos de récord en dólares en Estados Unidos, Canadá, Brasil, China, India y Taiwán, seguidos por los liberados en euros en Francia y Alemania; en yenes en Japón, así como los librados en dólares australianos.
Los gigantes petroleros norteamericanos Chevron y Exxon han aprovechado su gran reparto de dividendos para proceder a la recompra masiva de sus acciones, mientras que las financieras Wells Fargo, Morgan Stanley y Blackstone especialmente, han experimentado fuertes aumentos en su capitalización.
Los autores del informe prevén una desaceleración en el reparto global de beneficios para 2023, lo que no es incompatible con que también auguren que vuelvan a batir récords. Frenazo que achacan a la inflación, a las continuas alzas de los tipos de interés y a los riesgos geopolíticos derivados de la guerra en Ucrania, la creciente tensión en el Golfo Arábigo o Pérsico, así como el aumento de la temperatura política en todo el arco occidental del Pacífico.
Como es obvio, a la vista de este informe ha resurgido la vieja polémica a propósito de la relación entre el capital y el trabajo, debate propicio a la caricatura y a la simplificación, pero al que los dirigentes globales no se podrán sustraer. En todo caso, formará parte de la nueva sociedad que ya está emergiendo, en la que la Inteligencia Artificial va a ser determinante en el destino que aguarda a la humanidad.
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