Las embajadas de Lituania y EEUU organizan la proyección de la película ‘El Salto’

Juan David Latorre

 

Con la presencia de la directora de la película, Giedrė Žickytė, las embajadoras de Lituania, Lyra Puišytė-Bostroem, y de los Estados Unidos, Julissa Reynoso, organizaron el pasado martes la proyección de El Salto (The Jump) en el Espacio Pablo VI de Madrid. Jesús Avezuela Cárcel, director de la Fundación Pablo VI, fue el anfitrión y presentó a las invitadas.

 

La película cuenta lo ocurrido un Día de Acción de Gracias de 1970. La guardia costera de los Estados Unidos se acerca a un barco soviético anclado en la isla Martha’s Vineyard. Las dos potencias mundiales han pactado un encuentro para debatir sobre los derechos de pesca en el Océano Atlántico. Mientras que las conversaciones están en marcha, el marinero lituano Simas Kudirka salta al barco norteamericano. El salto desencadena una serie de acontecimientos caóticos y provoca un conflicto colosal en plena Guerra Fría. Los Estados Unidos denegaron su petición de asilo político y Kudirka volvió a la Unión Soviética acusado de traición. El gobierno de Richard Nixon vio como las protestas para pedir la libertad de Kudirka se extendían en todo el país.

 

Después de dar la noticia de que la directora Giedrė Žickytė acababa de recibir el Premio Nacional lituano de Cultura y Arte, la embajadora Lyra Puišytė-Bostroem comentó que conoció a la directora hacía 6 años en Washington, adonde fue a investigar sobre su nuevo proyecto, la película El Salto. “Me fascinó su entusiasmo, señaló, su actitud muy responsable hacia la historia. Pasó días y días en los archivos, investigando y preparándose para contar esta historia tan increíble.”

 

Lyra Puišytė-Bostroem resaltó el coraje y la valentía del marinero lituano. “Son estos actos los que ayudaron a derribar el régimen totalitario de la Unión Soviética, en una ocupación de Lituania que duró 50 años, pero nunca, nunca dejamos de resistir. «Otro régimen, el régimen de Putin», continuó la embajadora, «no podrá destruir la identidad y el coraje del pueblo ucraniano.”

 

“La gran diferencia entre un país democrático y otro autoritario es la capacidad de reconocer un error, de pedir perdón y de intentar hacer todo lo posible para corregirlo, y esto es lo que hizo Estados Unidos con el marinero Simas Kudirka.”

 

Por su parte, la embajadora norteamericana, Julissa Reynoso, señaló que “esta película cuenta la historia de Kudirka por encontrar una vida mejor fuera de la Unión Soviética. Se trata de una historia sobre nuestras importantes obligaciones como democracias de aceptar refugiados emigrantes. Una historia sobre el poder de la acción  colectiva, en la que el pueblo norteamericano presiona a su gobierno para que cambiara su política y salvaran la vida del marinero lituano.”

 

“En el año 2020, comentó la embajadora, había 281 millones de refugiados en el mundo, ciudadanos que no vivían en su país de nacimiento, 128 millones más que en el año 1990, más del triple de lo estimado en 1970. Por eso, el presidente Biden, desde que asumió su cargo, ha priorizado la construcción de un sistema de inmigración justo y ordenado, y para esto estamos trabajando con países de todo el mundo. Estados Unidos sigue siendo un lugar de refugio para las personas que buscan oportunidades, que quieren reunirse con su familia y que buscan seguridad y libertad. Hemos reasentado a más refugiados que cualquier otro país del mundo.”

 

“Creemos que una sociedad abierta, terminó Julissa Reynoso, una sociedad civil que puede presionar a su gobierno, puede cambiar el mundo, como se demuestra con la historia de esta película. Por esta razón, Estados Unidos, junto con nuestros aliados Lituania y España, deben continuar presionando a favor de la libertad de expresión y de reunión, la protección de los Derechos Humanos y los valores democráticos en todo el mundo.”

 

A través de los testigos en primera persona de aquellos que presenciaron el salto, material de archivo inédito y las divertidas recreaciones del propio Kurdirka -actualmente tiene 90 años y un sentido del humor inolvidable-, la directora Giedrė Žickytė construye una historia inspiradora con giros increíbles, reflejada en un film que está cosechando un continuo éxito en todos los países donde se presenta.

 

Fotograma de la película El Salto.

 

 

Juan David Latorre

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