El club de la intoxicación informativa frente a la esencia de la democracia

Jesús A. Garcia-Rojas

Analista de Política Internacional

 

Estrenar un Año es colocarse frente a un inmenso telón blanco. Todo por descubrir. ¿Qué nos traerá este nuevo año? ¿Qué habrá allí, en la medida en que vayamos desbrozando las hojas del nuevo almanaque? ¿Será mejor? ¿Será peor?; Muchas otras cosas por escribir en su superficie, con nuestros pensamientos, decisiones y acciones; y la inevitable revisión del año que acaba de finalizar. Y qué año! … sin sumar mi voz a quienes lo califican como “el peor año”, no podemos negar que ha sido 2020 un año singular. En esos pensamientos ando mientras salgo de misa en la Basilica of the National Shrine of the Immaculate Conception (Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción) en Washington DC. Recordemos que en 1846 los Estados Unidos de America fueron consagrados al patronazgo de la Virgen María y, aunque en éste país hay muchas denominaciones, el cristianismo es evidentemente mayoritario. Los curas americanos, cuando se lo proponen, dan unos sermones extraordinarios y éste ha sido el caso de la misa de hoy. Luego, en la soledad, con mi ordenador, algunas reflexiones:

 

 

 

 

 

 

© Todos los derechos reservados

 

 

Salir de la versión móvil