<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>La Unión por el Mediterráneo (UpM) y el Instituto Mediterráneo del Agua (IME) se han reunido con expertos de España y otros países para analizar la capacidad de los recursos hídricos de la región para hacer frente al coronavirus.</strong></h4> “La pandemia del COVID-19 está planteando algunas cuestiones a nivel mundial en torno al sector del abastecimiento de agua y de saneamiento, y especialmente en algunas zonas de la región euromediterránea, donde <strong>la presión debido a la escasez de agua provocada por la crisis climática es mayor</strong>”, declaró ayer la organización. Se prevé que en los próximos 20 años más de 250 millones de personas serán "pobres en agua" en la región euromediterránea, una cifra que podría verse agravada por la pandemia. Por ese motivo, la UpM y el IME han organizado una serie de reuniones virtuales sobre los efectos del COVID-19 en la gestión del agua y el saneamiento. En las reuniones han participado expertos de Argelia, Chipre, Egipto, España, Francia, Jordania, el Líbano, Malta, Marruecos, Palestina, Túnez y Turquía, que han intercambiado, junto con una serie de buenas prácticas y lecciones aprendidas, los planes de emergencia desarrollados por los operadores de agua y servicios públicos para hacer frente a la crisis en sus respectivos países. En lo que respecta a la fase de emergencia sanitaria, <strong>el COVID-19 está ejerciendo más presión sobre el suministro de agua</strong>. Desde la cuarentena, según la UpM, Jordania y Turquía se han visto afectadas por la escasez de agua, mientras que otros países han redirigido el agua de riego al uso doméstico. <strong>El acceso al agua es crucial en la lucha contra esta pandemia</strong>. Por ese motivo, la UpM está trabajando con el Centro Común de Investigación (CCI) y el servicio de ciencia y conocimiento de la Comisión Europea para garantizar una respuesta científica al problema del descubrimiento de rastros de COVID-19 en algunas plantas de tratamiento de aguas residuales, especialmente preocupante en los países que utilizan estas aguas para sus actividades agrícolas En cuanto a la segunda fase, la de recuperación, <strong>el agua es un componente clave para la agricultura, la industria, la producción energética, el transporte y el turismo, hasta el punto de que, hoy en día, tres de cada cuatro empleos dependen del agua</strong>. Por ello, la UpM lanzará un estudio sobre el impacto del COVID-19 en el sector y apoyará la aplicación efectiva de las estrategias de recuperación proporcionando una plataforma para el diálogo político y el intercambio y promoción de proyectos que han dado buenos resultados en determinados países.