<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, pidieron ayer que los organismos financieros internacionales apoyen firmemente a los países de renta media para superar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia del COVID-19.</strong></h4> <strong> </strong> “Se trata de la peor crisis global desde la Gran Depresión de 1929, y eso no es distinto para los países de la región iberoamericana”, advirtió Grynspan durante su intervención en el acto <em>El impacto del COVID-19 en Iberoamérica</em>, organizado por <strong>Nueva Economía Fórum</strong> a través de su plataforma de debate NEF Online y en el que participaron más de 1.500 personas. Los países iberoamericanos, prosiguió Grynspan, “están en una situación mucho menos favorable que en la crisis de 2008”, ya que, a causa de la pandemia, “los países emergentes han perdido 95.000 millones de dólares en flujos de capital, y las condiciones del mercado financiero se han endurecido para la mayoría de los países de la región”. Aparte, se prevé una caída económica del 5,3% del PIB y un aumento de la pobreza en 30 millones de personas, lo cual supone un “retroceso enorme” en una región en la que “el 90%del tejido empresarial está formado por micros y pequeñas empresas a las que hay que proteger del envite de la crisis”, en la que el 50% de la mano de obra trabaja en el sector informal y en la que los sistemas de salud y protección son "débiles" y apenas cubren a la mitad de la población. Según Grynspan, los países de la región han tomado algunas medidas, como garantías para préstamos a pymes, posposición del pago de impuestos y de la seguridad social o ingresos mínimos para sectores informales y de pobreza extrema, pero <strong>“estos paquetes económicos son mucho menores que los que han puesto en marcha los países desarrollados”</strong>, que han destinado el 20% del PIB a la recuperación. En América Latina, salvo Perú (12%), Brasil y Chile (6%), la mayoría destina “entre el 1 y el 3% de promedio”. Para salir de esta situación, advirtió, es necesaria la implicación de las organizaciones financieras internacionales. <strong>”El FMI ha tomado medidas para aliviar la deuda a los países más pobres, pero no se ha aprobado nada para los países de ingreso medio que están sufriendo el envite de la crisis”</strong>, lamentó. “Necesitamos de manera urgente una acción inmediata del FMI y el Banco Mundial para tener préstamos ágiles, no condicionados y en condiciones blandas, no sólo para atender a la población y recuperar la economía, sino de cara a las agencias de calificación de riesgos”, advirtió. <strong>“Se está hablando de la creación de una coalición de países de ingresos medios para pedir una acción coordinada de la ONU y las instituciones de Bretton Woods”</strong>, anunció Grysnpan. “Esperamos un respaldo muy fuerte de Europa y de los organismos financieros internacionales para apoyar de manera decidida a los países latinoamericanos a mantener la capacidad de sus bancos centrales y sus capacidades fiscales para atender a esta crisis y proteger a sus ciudadanos”, afirmó Rebeca Grynspan. <strong>“Es necesario que una crisis de corto plazo por falta de liquidez no se convierta en una crisis estructural de largo plazo” porque supondría “un gran descalabro” no sólo para los países de renta media, sino para el mundo entero.</strong> En la misma línea, <strong>González Laya</strong>, quien intervino en el acto como invitada, defendió la necesidad de <strong>“armar una coalición de países de renta media”</strong> para facilitar su acceso a la financiación y a la liquidez en unos términos “lo más cercanos posible” a los que ofrecen los mercados financieros “a los países del resto del mundo”. <strong>“Para los países de rentas bajas ha habido acciones multilaterales” </strong>de alivio de deuda y acceso a los mercados con el objetivo de “generar espacios para que puedan invertir en sanidad y en la reconstrucción de sus tejidos empresariales”, pero es necesario que<strong> “las instituciones financieras multilaterales busquen soluciones innovadoras” que contribuyan a “apoyar los esfuerzos de los países de rentas medias para reconstruir el tejido económico y social”.</strong> En el mismo acto, Rebeca Grynspan aseguró que la SEGID sigue “adelante con los preparativos de la <strong>Cumbre Iberoamericana de 2020</strong> junto a la presidencia pro-témpore, Andorra”, “Tenemos muchas reuniones de manera telemática”, aseguró. “Todavía estamos esperando las decisiones de Andorra sobre el formato de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno, <strong>pero la cumbre me parece más importante que nunca” porque va a ser “la única ocasión en que puedan reunirse jefes de Estado y de Gobierno para hablar sobre las consecuencias de la crisis, aprender de los esfuerzos de cada país y unir esfuerzos en la región en el ámbito internacional para tener una recuperación más acelerada, más cooperación y más solidaridad”.</strong>