Eduardo González
La Inteligencia Artificial genera oportunidades inéditas para el desarrollo de la democracia y la sociedad, pero también conlleva graves peligros para la misma democracia y para el bienestar y la justicia social. Por ello, es necesario desarrollar marcos regulatorios y políticas adecuadas que contribuyan a paliar los efectos no deseados de la transformación digital.
Éstas son algunas de las principales conclusiones de la primera jornada del Diálogo Político 2019 del Club de Madrid, dedicado a los desafíos de la transformación digital y la inteligencia artificial (IA) y que reúne desde ayer, y durante dos días, a una treintena de antiguos jefes de Estado o de Gobierno en el Palacio de Cibeles de la capital de España.
“La Inteligencia Artificial es uno de los motores del establecimiento de la democracia en muchas regiones del mundo”, donde sirve de “instrumento para la transparencia, la información y la participación ciudadana”, declaró durante la inauguración Vaira Vike-Freiberga, presidenta de WLA-CdM y ex presidenta de Letonia (1999-2007).
No obstante, advirtió, también genera “preocupaciones obvias”, como “la propagación de noticias falsas, de discursos del odio, de ideas extremistas y de invitaciones a la sedición, aspectos que perjudican a la democracia”. “1984 no es nada comparado con cómo estamos en la actualidad, pero, si gestionamos correctamente la tecnología, podemos contribuir a mejorar la democracia”, prosiguió. “Los líderes políticos no se pueden quedar atrás y deben liderar el resto digital antes de que el reto digital nos lidere a nosotros”, añadió.
Por su parte, la ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño, declaró que “es necesario aunar conocimiento y compromiso” para conseguir que “la Inteligencia Artificial sirva para impulsar y mejorar la democracia y para impulsar una sociedad digital humanista en la que el ciudadano sea el juez”. No obstante, prosiguió “no podemos olvidar los riesgos para el equilibrio democrático de la sociedad, como las fake news, que suponen una interferencia grave en los procesos electorales democráticos, o los efectos de la Inteligencia Artificial en el empleo”. Por ello, y para paliar “los efectos no deseados de la Inteligencia Artificial”, es necesario crear “un marco regulador que establezca principios basados en la sociedad democrática”.
En uno de los primeros paneles del encuentro, la comisaria europea de Economía y Sociedad Digitales, Mariya Gabriel, afirmó que uno de los “tres pilares” de Bruselas en esta materia es “el desarrollo de las capacidades tecnológicas e industriales”, para lo cual la Comisión ha incrementado en un 70% los fondos para el desarrollo digital durante el periodo 2018-2020, ya que “las inversiones son la primera prioridad si queremos ser competitivos y no quedarnos atrás respecto a Estados Unidos y China”. Los otros dos pilares son “el principio ético y el enfoque europeo basado en el ser humano como centro de las políticas”, y el desarrollo de las “capacidades profesionales y la formación “.
Zapatero: “Las sociedades que no quieran suicidarse deberán limitar los oligopolios tecnológicos”
Por su parte, el ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero advirtió de que la Inteligencia Artificial aún está “en una fase incipiente”, pero “si las sociedades no se quieren suicidar, si los gobiernos no quieren ocupar cada vez menos espacio y si no se quiere perder la democracia de los grandes valores ilustrados, se deberá legislar con más contundencia sobre protección de datos y establecer límites mucho más estrictos a los poderes oligopólicos, casi monopólicos, de las compañías tecnológicas”.
Según Zapatero, los últimos grandes avances tecnológicos han contribuido muy poco, de momento, al desarrollo de “los grandes objetivos” de la Humanidad, como “la reducción de la violencia”, donde “no está dando resultados, más bien lo contrario”. “Tampoco ha contribuido a la aceptación o desarrollo de los principios más democráticos ni a una decidida acción a favor de la reducción de la pobreza y de las desigualdades”.
«La exaltación de la tecnología y de la Inteligencia Artificial, en la que todo puede llegar a ser predecible y todo puede ser solucionado racionalmente, podría socavar profundamente nuestro concepto de la libertad», advirtió el ex presidente de Gobierno socialista (2004-2011). Por ello, declaró, es necesario afrontar “un gigantesco reto de regulación” que permita “poner coto, desde lo público, al poder de la tecnología” y que vaya acompañado de “instrumentos para que la legislación se pueda cumplir”. “Estamos lejos, pero yo no pienso en lo que hacen o no hacen China u otros modelos distintos del europeo, ya que, como siempre, somos los herederos de la Ilustración los que tenemos que dar pasos más audaces conforme a esos valores”, concluyó.