Eduardo González
El grupo de apoyo al español Pablo Ibar ha lanzado una nueva campaña popular de recogida de fondos para financiar su defensa en el recurso que va a presentar contra la cadena perpetua a que fue condenado el pasado mes de mayo por el tribunal de Fort Lauderdale, en Florida (EEUU).
El 4 de febrero de 2016, el Tribunal Supremo de Florida anuló la pena de muerte dictada en 2000 contra Pablo Ibar y ordenó la repetición del juicio por considerar que había tenido una defensa ineficaz y había sido condenado con pruebas “escasas y débiles”. En el segundo juicio, el tribunal volvió a declararlo culpable y lo condenó a cadena perpetua después de que el jurado no alcanzara la unanimidad requerida para condenarlo de nuevo a la pena capital.
“Es llamativo que el juicio anterior fuera anulado por el Supremo de Florida porque las pruebas eran escasas y débiles y que en el segundo juicio haya sido condenado exactamente con las mismas pruebas”, lamentó ayer el portavoz de la Asociación Pablo Ibar, Andrés Krakenberger, durante una rueda de prensa en el salón de actos de la Fundación Abogacía Española, en Madrid. “Esto no ha acabado. No podemos olvidarnos de Pablo Ibar. Tiene derecho a un juicio justo con un juez imparcial y, si no lo sacamos de ahí, lo vamos enterrar en la cárcel con pruebas manifiestas de su inocencia”, advirtió.
En estas circunstancias, uno de los principales retos de la asociación, en estos momentos, es impedir que “haya cierta complacencia y una desmovilización por parte de la gente que ha apoyado a Ibar”. “Al no estar ya condenado a muerte, la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar ya no tiene razón de ser y hemos decidido cerrarla y abrir otra, la Asociación Pablo Ibar Juicio Justo, porque creemos que es la forma más limpia de seguir funcionando y evitar el efecto desmovilizador de la sociedad”, anunció Krakenberger.
Lo único “positivo” en el caso de Ibar, explicó, es que “ya no está condenado a muerte y, en caso de que se repitiera el juicio, la fiscalía ya no podría volver a pedir la pena de muerte, porque un jurado ha decidido la cadena perpetua y esta condena queda como tope”. En estas circunstancias, la asociación va a presentar una apelación ante el tribunal apelaciones del cuarto distrito de Florida y, en caso de necesidad, ante el Tribunal Supremo del mismo estado. Este recurso sólo podrá tramitarse “cuando la administración de justicia entregue a Pablo una transcripción entera del juicio”, lo cual “suele tardar en torno a un año”, y cuando se produzca, se nombrará un equipo de abogados, “que puede ser el mismo del juicio anterior o no”.
En tal caso, y utilizando como referente los costes de la primera apelación de 2000 ante el Tribunal Supremo de Florida, los costes de la nueva apelación podrían llegar a los 300.000 dólares, por lo que “la asociación ha abierto una nueva campaña de crowdfunding porque, aunque no sabemos aún el montante de la apelación, tenemos que ponernos las pilas y empezar ya”, explicó Krakenberger. Los fondos recaudados en el anterior juicio “se consumieron completamente” y el “casillero está en cero”, pero desde que concluyó el juicio “hubo gente que siguió dando dinero, por indignación o por las circunstancias, como la serie de televisión En el corredor de la muerte (que relata la historia de Pablo Ibar) , y ya se han recaudado desde entonces 76.712 euros, que no está mal”.
“Tiene mucho miedo en la cárcel, pero se está amoldando”
Por otra parte, Krakenberger tuvo palabras de agradecimiento al cónsul de España en Miami, Cándido Creis, quien “sigue visitando a Pablo” y con el que la familia y la Asociación no tienen “la más mínima queja; todo lo contrario, el cónsul ha brillado por su interés en el caso”. Este agradecimiento, según explicó en el mismo acto el padre de Ibar, Cándido Ibar, es extensible al embajador de España, Santiago Cabanas, quien ha estado “siempre pendiente y vino desde Washington para testificar en la fase de la sentencia”. “Estamos muy agradecidos”, manifestó.
Respecto a cómo se encuentra Pablo Ibar, su padre explicó que “se encuentra bastante fuerte y, dentro de lo que cabe, está bien”. El español cumple su condena en una prisión de 2.000 reclusos, “masificada, con pandillas y con grandes problemas de seguridad interna”, pero “se está amoldando a la situación, sale un poco al patio a jugar al fútbol y se está acostumbrando; tiene mucho miedo, pero no queda otra”. “Sigue siendo mejor que el corredor de la muerte, pero, si no lo sacamos de ahí, seguirá siendo un corredor de la muerte con una sentencia de por vida”, advirtió.