María Fernández
Piedras, paredes, vigas y cimientos marcados por el ritmo mágico del devenir histórico. Estancias y moradas en las que la Historia, con mayúsculas, se recrea con una parada especial.
Paradores cuenta con un generoso abanico de estancias especiales. Habitaciones mágicas a disposición de los clientes, en las que entregarse en sueños a las fábulas de un emperador famoso o la irreductible pasión que llevó a enloquecer a la heredera de uno de los más poderosos reinos españoles. Son Habitaciones Únicas. Moradas en las que revivir historias de insignes y notables personajes históricos o sucumbir al asombro de mitos y leyendas.
314 Zafra: Fortaleza señorial
El Palacio de los Duques de Feria se alza sobre un majestuoso castillo del siglo XV de amplias y elegantes estancias, que comenzó a construirse en 1437 como residencia de los duques de Feria. Entre todas, destaca la alcoba 314 situada en el claustro superior.
A la entrada al dormitorio se descubre su magnífico artesonado original del S. XVI-XVII, ribeteado con los escudos de los primeros Señores de Feria (S XV) y los primeros Duques de Feria (S. XVII), como indicadores de las épocas gloriosas del Palacio.
La gran terraza, de uso exclusivo para la habitación, da a la Plaza y su ventanal posee una de las grandes rejas características de la época, sellada sin remaches, a golpe de martillo.
107 Olite: como una reina
Una de las habitaciones más especiales de la red de Paradores fue ocupada por la reina Leonor de Trástamara, esposa de Carlos III en Olite, reino de Navarra.
El Palacio-Castillo Primitivo, declarado Monumento Nacional, es el ejemplo más importante del gótico civil de Navarra y uno de los más notables de Europa. No obstante, era la residencia predilecta del rey, en la que habitó su esposa desde que contrajo matrimonio hasta la construcción del Palacio Nuevo.
La planta noble acoge las habitaciones ocupadas por ambos monarcas. Y la 107 conserva intacto el amplio ventanal desde el que la reina contemplaba el Monasterio de San Francisco y la Sierra de Ujué. La estancia se divide en dos ambientes fraccionados por una viga original, dispuestos para cobijar dos impresionantes camas con dosel y una portentosa chimenea en piedra de mampostería y ladrillo. Excepcional ambiente medieval suavizado con las comodidades actuales.
140 Chinchón: La santidad de Felipe V
La tranquilidad y serenidad de los monjes se encuentra inmersa en cada piedra del Parador de Chinchón, un antiguo convento agustino de amplios ventanales. Entre sus habitaciones, la 140 guarda la particularidad de haber sido antigua capilla de Felipe V.
La elección real no fue al azar, sino más bien motivada porque su bóveda recuerda a la esfera estelar. Una cúpula de más de siete metros de altura y magníficamente iluminada que conduce a un enorme ventanal que permite la contemplación del espléndido jardín de nísperos del Parador.
La habitación se encuentra decorada con murales de papel pintado inspirados en los jardines de Aranjuez y muebles de forja con multitud de detalles. La bóveda continua en el baño de la habitación, donde se mezclan detalles barrocos con una iluminación de vanguardia.
204 Oropesa: El Peinador de la Reina
El Parador Museo de Oropesa es un bello edificio que transmite su historia y sus leyendas a través de impresionantes salones, columnas y soportales, un imponente patio y la enigmática Torre del Homenaje. Fue en tiempos la Casa solariega de los Álvarez de Toledo, Condes de Oropesa, y sirvió de refugio a soldados, religiosos y nobles en otras épocas.
La habitación El peinador de la Reina es la más grande y confortable del Palacio. Situada en una torre adosada al edificio, cuenta con un amplio salón y una recámara con siete balcones con vistas al Castillo, la parte vieja de Oropesa y también el Campo Arañuelo y Gredos. La estancia cuenta con una cama de gran belleza, pintada a mano, de 2×2 metros con dosel.
323 Baiona: Mirando a la Virgen
Elegante y singular se levanta el Parador de Baiona, al sur de las Rías Baixas, en la península de Monterreal, protegida del mar abierto por una preciosa bahía.
La fortaleza brinda sus murallas al paseo y el descanso frente al mar. Y, a lo lejos, las Islas Cíes reclaman una vista para el deleite de acantilados, playas, dunas, fondos marinos y caminos vírgenes.
No hay mejor forma para apreciar la belleza del conjunto que alojarse en la Habitación Única del Parador. Una suerte de mirador con cinco ventanales, orientados al monte que alberga el monumento a la Virgen de la Roca.
La alcoba está equipada con una gran cama de 200×200 con dosel, salón privado y un amplio baño con bañera de hidromasaje.