Gloria Nistal Rosique
Secretaria general del PEN Club Español
Hace unos días participé en la presentación de la poetisa Magda Bello en Casa América. Fue un inmenso placer y un honor formar parte de esa mesa representando al PEN Club Español y coincidir, entre otros, con el embajador de Nicaragua, Carlos Midence, un intelectual que trabaja, ente otros menesteres, por la cultura y la defensa de los valores de su pueblo.
Por ello insistiré aquí en mis primeras palabras de aquel acto. “Rubén Darío nos está uniendo hoy, gracias a él estamos aquí”, dije. Y así es.
Muchos han sido los diplomáticos escritores de fama mundial desde el español Ruy González de Clavijo que en una fecha tan temprana como de 1403 a 1406 viajó a Samarcanda y con su testimonio de la Embajada a Tamorlán nos dejó una de las crónicas de viaje más importantes de su época. Otros embajadores ilustres: el italiano Maquiavelo hasta llegar a Jorge Edwards, Pablo Neruda o Gabriela Mistral, Amado Nervo o Carlos Fuentes, sir Roger Casement. Y tantos otros como los españoles Juan Valera, Agustín de Foxá o la actual Helena Cosano, compañera en el PEN club español, o el propio embajador de Nicaragua, Carlos Midence, que continúa la línea de los diplomáticos intelectuales como el propio Rubén Darío, que también fue embajador en España.
Pero nuestra auténtica protagonista es Magda Bello, que ha ganado el Premio Internacional de Poesía ‘Rubén Darío’ en 2018, siendo de resaltar que este premio lo ha ganado una mujer, por fin, sesenta años después de que lo ganara otra. María Teresa Sánchez fue la única antecesora en el premio y lo ganó cuatro veces, más que ningún otro intelectual. Y ahora tenemos a otra mujer enarbolando este premio. Esta es una noticia para celebrar, sesenta años después otra mujer, otra poetisa, se alza con el premio y yo misma lo celebro como poeta, como narradora, como mujer y como persona que lucha por la igualdad y la diversidad.
He tenido la oportunidad de disfrutar su libro dedicado a la poeta americana Emily Dickinson, excéntrica, apasionada y no comprendida en su época, pero considerada una de las mejores poetas americanas de todos los tiempos. Emily es un libro certero, profundo, penetrante, con remembranzas de la poesía dickinsoniana porque la propia Magda Bello escribe como si fuera una Emily modernizada, actualizada, pero mimetizándose con la autora americana. Un libro exquisito.
Según el jurado que concedió el premio ‘No hay pasada a Catarina, Poesía en tiempo real’ es un trabajo unitario, limpio y depurado, que otorga el sentido estético a cada palabra y despliega una voz altamente emotiva y moderna. Además, renueva la crónica y el testimonio en poesía.
No he leído todavía ‘No hay pasada a Catarina, Poesía en tiempo real’, libro de título complejo e indudablemente sugerente, que podría significar algo así como (imposible llegar al otro lado). El libro parece tener que ver directamente con el tiempo en que se escribió: de abril a julio del 2018, cuando Nicaragua vivió una ola de violencia que tuvo su origen en un intento de golpe de Estado. Según la autora: “Estos poemas revelan no solo temor, desaliento y angustia, sino también consuelo, esperanza y buena voluntad. Escrito en versos cortos, salmos, epigramas, con tono de elegía, con el corazón en la mano”.
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