Los dirigentes de Transparencia Internacional durante la presentación del informe./ Foto: TD
Eduardo González. 17/11/2016
El 66% por ciento de los españoles sitúa a la corrupción entre los problemas más importantes del país, según revela el Barómetro Global de la Corrupción 2016, presentado ayer por Transparencia Internacional.
Concretamente, la corrupción figura en segunda posición entre los problemas de los españoles, por debajo de la economía y el desempleo, según el Barómetro. Este dato convierte a España en el segundo país de Europa con mayor sentimiento de corrupción, sólo por debajo de Moldavia.
Respecto a la política del Gobierno para erradicar la corrupción, “la opinión es muy negativa”, explicó el presidente de Transparencia Internacional-España, Jesús Lizcano, durante la rueda de prensa de presentación del informe.
“El 80% piensa que la actuación del Gobierno es mala o muy mala”, precisó. “En Francia, el porcentaje es el 60% y en Portugal el 36%”, mientras que España, en este aspecto “es sólo homologable con Moldavia, Ucrania y Bosnia (86, 84 y 83%, respectivamente), dos países donde la corrupción es sistémica”, añadió.
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El 54% inculpa directamente al Ejecutivo y el 80% critica la política gubernamental anticorrupción
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En todo caso, el informe aclara que la corrupción en España es “fundamentalmente política” y no es comparable a la “corrupción administrativa” de otros países. “Afortunadamente, la tasa de sobornos es muy baja, de un dos o tres por ciento (similar a Alemania), mientras que en los países del Este la corrupción es sistémica, se pagan sobornos por cualquier cosa”, explicó Lizcano.
“Los funcionarios, los policías y los jueces no están contaminados en España”, agregó. En cambio, el 54% de los españoles considera que el Gobierno está implicado en la corrupción, lo que convierte a España en el primer país del continente en este apartado, muy por encima de la media europea (30%).
El barómetro, elaborado entre noviembre de 2015 y junio de 2016 en 42 países de Europa y Asía Central, fue realizado en España entre diciembre y enero, en pleno “momento electoral”, admitieron los responsables de la organización.