Habrá que esperar al último voto de cada escrutinio para saber si la balanza se inclina a derecha o izquierda.
Cristina de la Hoz. 06/06/2016
El que fuera candidato de Podemos por Jaén el 20-D, Andrés Bódalo, ahora preso por agredir a un concejal del PSOE de su pueblo, Jódar, se quedó a apenas 1.000 votos de salir elegido diputado. El 26-J le sustituye otro miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), organización famosa por sus polémicos y, muchas veces violentos, asaltos a supermercados y ocupación de fincas. Se trata de Diego Cañamero y pocos dudan de que, gracias al pacto con Izquierda Unida, su candidatura conseguirá superar esos 1.000 votos que faltaron en diciembre y, por tanto, su acta de parlamentario, en detrimento del PSOE.
Éste es solo un ejemplo de cómo la irrupción de la coalición Unidos Podemos (UP) puede hacer variar una balanza electoral, ya de por sí muy ajustada, de una campaña que arranca este jueves por la noche. A la segunda posición en el tablero político que le dan los sondeos más recientes, el llamado reparto de restos, que depende apenas de un puñado de votos, puede determinar el destino de cerca de quince escaños en toda España.
La batalla en Andalucía va a ser especialmente cruenta. No sólo porque Unidos Podemos supone una amenaza para el PSOE en Jaén o Sevilla, donde puede arrebatarle otro escaño gracias a los restos, sino porque los socialistas podrían incluso quedar por detrás del PP en la región que es uno de sus principales graneros de voto. Así, los populares confían subir en Almería, Cádiz o Málaga para acercarse a ese 30 por ciento del voto y 130 escaños con los que sueñan por los pasillos del cuartel general popular en la madrileña calle de Génova.
En todo caso parece que Andalucía es de las pocas Comunidades, junto a Castilla-La Mancha y Extremadura donde la formación liderada por Pablo Iglesias no conseguiría el ansiado sorpasso al PSOE. En cambio, gracias al reparto de restos, parece seguro que en Zaragoza, –donde el ex Jemad Julio Rodríguez no salió elegido el 20-D al ir en el segundo puesto de la lista–, UP obtendrá dos escaños e incrementará su representación de norte a sur en circunscripciones como Álava o Santa Cruz de Tenerife.
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La coalición Unidos Podemos puede modificar el reparto de 15 diputados que dependen de la atribución de restos
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En un sistema electoral como el español el reparto de escaños por los últimos restos de voto beneficia a los partidos mayoritarios o a los que consiguen concentrar sus electores territorialmente como los nacionalistas. Eso explica que Izquierda Unida, con muchos más votos que las formaciones catalanas y vascas, haya sacado significativamente menos asientos en la Cámara Baja. Por eso la unidad de voto que supone sumar la fuerza de Podemos e IU les permitirá arañar bastantes últimos escaños, aunque en las circunscripciones más pequeñas lo más probable es que ni éstos ni Ciudadanos consigan romper la hegemonía de PP y PSOE.
Así se explica que algunas encuestas den un mayor porcentaje de voto a los podemitas pero, en cambio, no consigan superar en escaños a la formación que lidera Pedro Sánchez. Otras, como la publicada este fin de semana en “El Mundo”, incluso apuntan a más diputados.
El PP, que aspira también a incrementar sus resultados en Madrid, consiguió el 20-D hacerse con cerca de una veintena de últimos escaños, casi el doble que cada uno de sus adversarios, lo que le da una mayor exposición. De hecho, aunque no compita con UP por el mismo target electoral, también puede verse afectado por la previsible fuerza de la coalición de izquierdas en La Coruña, León, Teruel, Castellón y en Murcia, circunscripción esta última donde no pasa por el mejor de sus momentos .
En definitiva, la noche del 26-J va a ser de auténtico infarto pues habrá que esperar al último voto de cada escrutinio para saber si la balanza se inclina a favor del centro-derecha, esto es, PP y Ciudadanos, o de la izquierda, PSOE y UP, con o sin sorpasso.