Más de la mitad tienen doble nacionalidad./Foto: @revistavistazo
Eduardo González. 17/04/2016
En España residen casi medio millón de ecuatorianos. A pesar de que un tercio se encuentran en paro, la mayoría de ellos han apostado por no regresar a su país, especialmente los más jóvenes, que se sienten mucho más identificados con el país que les ha visto crecer que con la tierra de sus padres.
El Estudio sobre la Población de Origen Ecuatoriano Residente en España (EPOERE 2015), elaborado con el apoyo de la Embajada de Ecuador, revela que el 31,2% de los ecuatorianos se encuentra en el paro y que los tres trabajos más comunes (peón agrícola, empleada del hogar y camarero) sólo permiten sueldos que en el 67% de los casos no superan los mil euros y el 24% no llegan al salario mínimo interprofesional. Por todo ello, el 40% tiene problemas para pagar la hipoteca y las remesas enviadas a su país han pasado de los 320 euros de media anteriores a la crisis a los 237 actuales.
Pese a todo, los pronósticos de retorno que se hicieron a principios de la crisis no se han cumplido, y mientras entre 2008 y 2014 regresaron a Ecuador 30.000 personas, 450.000 siguen residiendo todavía en España. Este dato refleja un hecho relevante: la mayor parte de los ecuatorianos han establecido sus proyectos de vida en España. Uno de cada cuatro se ha comprado casa en nuestro país y sus familias están perfectamente arraigadas y asentadas en la sociedad española, señalan los autores del informe, elaborado mediante 1.200 encuestas en Madrid, Barcelona, Murcia y Valencia.
Respecto al arraigo, el informe destaca dos elementos importantes. Por una parte, el 54% de los ecuatorianos han adquirido la nacionalidad española (el 52% en forma de doble nacionalidad), mientras menos de la mitad (45%) conserva únicamente la ecuatoriana.
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Pese a que el 31% de los ecuatorianos están en paro, la mayoría de ellos son reacios a regresar
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Por otra parte, el principal obstáculo para el retorno es la “radical negativa” de los más jóvenes a volver a Ecuador. El estudio revela, al respecto, la “brecha generacional” existente entre las personas nacidas en Ecuador pero que llegaron a muy temprana edad y crecieron en España (los menores de 30 años) y las que crecieron en Ecuador y llegaron como migrantes laborales entre 1998 y 2003, cuando ingresó casi el 80% de los residentes en España.
“Mientras que entre los más mayores la vivencia migratoria tiene una gran relevancia, entre los más jóvenes pasa prácticamente desapercibida”, indica el estudio. Por ello, “el discurso de los más jóvenes parece asemejarse mucho más a un joven autóctono precario que a una persona inmigrante”, añade.