The Diplomat in Spain

Foto: A.R.

Altai Efendiev / Embajador de Azerbaiyán

Alberto Rubio. Madrid

Casi seis años después de llegar a Madrid, Altai Efendiev, deja su puesto de embajador de Azerbaiyán para hacerse cargo, a partir del 1 de enero, de la Secretaría General de la Organización para la Democracia y el Desarrollo Económico GUAM, que agrupa a Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia. Deja muchos amigos en Madrid y el poso de un trabajo concienzudo.

Han sido seis años de trabajo intenso ¿y productivo?

Estoy contento pero creo que los resultados no se equiparan al esfuerzo. Podría haber sido mejor. Lo que hemos necesitado es un poco más de apoyo institucional, pero la crisis nos lo impidió. A pesar de ello ha habido progresos.

¿En que se aprecian esos progresos?

Creo que las empresas españolas están muy bien situadas para sacar adelante proyectos de infraestructura o construcción por la calidad de su trabajo.

¿Qué proyectos destacaría?

Autopistas, control aéreo, o un complejo petroquímico con grandes empresas como OHL, Indra o Técnicas Reunidas. También hay un gran proyecto de desarrollo del Gran Bakú y una empresa española es la mayor consultora de ese proyecto. Otra, Tragsa, desarrolla programas de la UE en agroindustria. Y hay más: construcción, diseño de interiores o energías renovables, entre otros.

Supongo que el precio del petróleo no ayuda a su economía.

Nos ha afectado mucho. Pero eso debe servirnos para reconsiderar el modelo de desarrollo y reducir la dependencia del petróleo y del gas. Estamos preparando programas estratégicos en agricultura, alimentación, telecomunicaciones o informática. También queremos procesar nuestros propios recursos naturales y tenemos planes para modernizar nuestra industria petroquímica.

¿Han hablado con Repsol?

Estamos abiertos a todos. Pero hay mucha competencia. Americanos, británicos, italianos, franceses. En ese sentido quería que el gobierno español pudiera dar algún apoyo pero España está, desafortunadamente, un poco retraída. Espero que en 2016 podremos concentrarnos más. Tenemos pendientes la visita de nuestro presidente, a invitación de Rajoy, que puede dar un impulso importante. También tenemos pendiente una visita del Ministro de Defensa para hablar de cooperación industrial.

¿Qué les parece la nueva Ruta de la Seda?

Muy interesante para Azerbaiyán, que puede ofrecer el camino más eficaz y más corto al incremento del tráfico que se va a producir en breve. Estamos invirtiendo mucho en nuevas autopistas, aeropuertos y ferrocarriles. Y estamos trabajamos con otros países para unificar tarifas y procedimientos aduaneros.

¿Van a renovar el acuerdo con la UE?

Seguimos teniendo el de los 90. Pero en la cumbre de Riga presentamos un borrador de cooperación estratégica. Tenemos que prepararnos para el futuro y desarrollar relaciones estratégicas con UE, que es nuestro mayor inversor y socio comercial. Somos más fuertes con Europa, no hay otra alternativa.

Pero Rusia sigue ahí.

Nuestro principal objetivo es preservar nuestra independencia. No queremos ser un “hermano menor” ni un país dependiente de otros. Tenemos intereses nacionales propios y mantenemos una política equilibrada.

Moscú teme que se unan a la OTAN.

Sí, y algunos círculos extienden también rumores de que Azerbaiyán será utilizado para bombardear Irán. Eso es una locura. Cooperamos con la OTAN para promover la paz y valores constructivos, pero no somos parte de la Alianza y no estamos en la geopolítica de bloques.

¿Azerbaiyán se ha librado del radicalismo?

No. Estamos en un mundo globalizado y también nos afecta. Hemos tenido muertos azeríes en Siria. Pero además, lo que nos preocupa es que vivimos en un estado de guerra larvada (con Armenia, por Nagorno-Karabaj) y tenemos un millón de refugiados. El problema es que viven en campos, sin perspectivas de una vida digna. Así que son fácilmente reclutables por terroristas.

¿Cómo se frena ese problema?

Necesitamos la ayuda internacional para mejorar las condiciones de los refugiados en los campos, pero antes tenemos que resolver ese conflicto y que los refugiados puedan regresar a sus tierras. La cuestión es que no hay voluntad de otros jugadores más grandes.

No es sólo Armenia, claro.

No, va más allá. Armenia es sólo una herramienta. No es un país independiente. Completamente bajo control. Karabaj es resultado de una política imperial, pero la situación no es sostenible, es un factor de inestabilidad, dentro y fuera del país. Francia, Estados Unidos y Rusia forman el Grupo de Minsk y deben poner el acento en la ley internacional.

Si Moscú tuviera voluntad, ¿se arreglaría el conflicto?

Se puede decir que sí. Entendemos las preocupaciones de Rusia, pero debe saber que no tenemos ninguna agenda oculta y que no debe tener la preocupación de que Azerbaiyán pueda servir como base a la OTAN. Somos un país pequeño que quiere vivir en paz en una zona complicada.

Hablemos de diplomacia deportiva. ¿A quién ha beneficiado más su acuerdo con el Atlético?

A nosotros nos ha permitido promover el conocimiento del país. Creo que en el Atlético también están muy contentos. Y diría que España, en conjunto también ha salido beneficiada. Ahora se la conoce más en Asia Central.

¿Cómo surgió la idea?

En una de su reuniones anuales con empresarios, el presidente pidió ideas para promocionar el país. Y un empresario, dueño de un clubes de futbol, la lanzó. El resultado fue increíble.

Tuvieron muchas críticas, ¿no?

Los dos o tres primeros meses fueron muy duros. Nadie entendía por qué se ponía el logo turístico. Y algunos periódicos españoles publicaron artículos en los que se cuestionaba que los principales clubes españoles se “vendieran” a regímenes “autocráticos”. Pero el tiempo ha puesto las cosas en su sitio.

¿Qué sitio tiene España en Azerbaiyán?

Es un modelo de país en el deporte, al que podemos imitar porque pensamos que puede ser una influencia muy positiva para atraer jóvenes y poner país en el mapa. El deporte es el mejor embajador. Hay que luchar en arenas deportivas mejor que en otras.

¿Es ya el Atlético el equipo de Bakú?

Bakú está cambiando con el Atlético. Antes teníamos al Madrid y al Barca. Lo normal. Ahora el Atlético ha roto ese “bipartidismo”.

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