El ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo./ Foto: Flickr
The Diplomat. Madrid
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, manifestó ayer que espera que las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre en Venezuela sean “limpias” y que “todas las partes acepten los resultados”.
García-Margallo, que intervino en el debate de apertura del foro “Iberoamérica nos une” celebrado en Casa de América, calificó esos comicios de “capitales” porque el sistema venezolano “necesita una descompresión” y, en su opinión esa descompresión son las elecciones.
El ministro aventuró que, en cualquier caso, tras la consulta electoral se abrirá un periodo de inestabilidad en Venezuela, donde –recordó- hay una complicada situación económica. Y añadió que las autoridades del país tendrán que reconsiderar sus programas sociales, porque “ya no pueden ser tan generosos”.
En este punto, la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, manifestó su deseo de que los comicios “permitan la reconciliación de la sociedad y un mayor diálogo entre los venezolanos”.
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El ministro de Exteriores cree que «el cambio en Cuba es irreversible»
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En cuanto a Cuba, García-Margallo señaló que cree que “el cambio es irreversible”, pero precisó que debe ser consecuencia de un proceso, en el que las elecciones libres serán la última fase, como sucedió en la Transición en España, en que los comicios se celebraron una vez se restablecieron las libertades y pudieron surgir nuevos partidos y legalizar otros.
Sobre la normalización de relaciones con Cuba, se mostró partidario de que Estados Unidos y la Unión Europea tengan unos “parámetros comunes” a la hora de abordar la cuestión de los Derechos Humanos, que es el dossier más espinoso.
Rebeca Grynspan añadió que Barack Obama ha sido valiente al reconocer el fracaso de la política del embargo a Cuba, pero subrayó que “la democracia no se establece por decreto” y que estamos en un proceso que acaba de empezar, momento en que García-Margallo apuntilló que “la democracia no se exporta como el Nescafé soluble”.
Finalmente, sobre el proceso de paz en Colombia, reiteró la disposición de España para ayudar a que concluya felizmente, y citó como ofertas concretas, el «fondo fiduciario de cerca de 40.000 millones de dólares» que empezarían aportando los países de la UE y que estaría abierto a otros Estados con el objetivo de que la población del país sudamericano «vea el dividendo de la paz en el momento mismo en que se llegue a un acuerdo definitivo». Además, sugirió el envío de una misión europea que ayude al Gobierno colombiano en tareas inmediatas como el desminado, la desmilitarización de los guerrilleros y la rehabilitación a las víctimas.