The Diplomat in Spain

La fuga de inversión extranjera en Cataluña podría afectar hasta un 15% de su PIB.

Miguel Cifuentes. Madrid

Una parte significativa de las multinacionales instaladas en Cataluña se replantearían seguir allí si se declara la independencia de esta comunidad autónoma, según manifiestan directivos de distintos sectores industriales consultados por The Diplomat.

Las empresas alemanas y suizas del sector químico- farmacéutico y de química industrial, con larga tradición de presencia en Cataluña, figuran entre las que se plantearían su continuidad si se produce la separación de España. Un ex alto cargo directivo de la compañía suiza Ciba Geigy (hoy Novartis) señala a The Diplomat que “ocultan a los electores que la independencia tiene costes. Cataluña puede salir de  la Unión Europea y la zona euro y eso sería muy grave”.

“Cataluña –agrega- pasaría a ser un país tercero, sometido a aranceles de comercio exterior y fuera de la cobertura del Banco Central Europeo y la garantía de estabilidad del euro. Puede ser muy negativo para la inversión extranjera, que se puede ir o dejar de invertir en Cataluña cuando se independice”.

El directivo pone de relieve que “los señores Mas y Junqueras ocultan a los catalanes que a las multinacionales no les gusta la incertidumbre política, un proceso de independencia que multiplica  la inseguridad política y económica”. Este proceso es un cambio de paradigma ya que “las multinacionales –añade- han venido a un mercado de 47 millones de consumidores, al mercado español, integrado en el mercado europeo, no vendrían a instalarse en un mercado de apenas 7 millones de personas, eso es Cataluña. En ese escenario se replantearán seguir en ese país».

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Empresas alemanas, suizas o norteamericanas dejarían un territorio que quedaría fuera de la UE y del euro

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El Plan B de estos inversores pasaría por parar las inversiones, cosa que ya hacen desde el año 2012, cuando empezó la deriva secesionista; después, por deslocalizar la producción y el empleo: y, finalmente, por la retirada en toda regla y la liquidación de sus activos en Cataluña. “Ninguna empresa va a  esperar 10 ó 12 años a que Cataluña consiga ingresar en la Unión Europea como estado independiente y recuperar las garantías de mercado que tenían como inversores antes de la secesión. Eso suponiendo que Cataluña consigue la unanimidad de todos los socios para ingresar en la UE. Está por ver que España se lo ponga fácil a Cataluña”, dice este directivo.

La fuga de inversión extranjera en Cataluña podría afectar hasta un 15% de su PIB, según algunos estudios de consultoras multinacionales. El efecto en el empleo podría ser equivalente a ese porcentaje, otro 15%. En Cataluña, están instaladas unas 50 grandes compañías extranjeras, entre ellas poderosas firmas europeas de la química y la farmacia, como Bayer, Hoescht, Boehringer, Novartis, Sandoz; informáticas americanas como Hewllet Packard; fabricantes de automóviles como la alemana Volkswagen y la japonesa Nissan; o multinacionales alimentarias como la suiza Nestlé.

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Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de EE UU en España dio el primer aviso en 2013

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Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, catalán para más señas, advirtió, en octubre de 2013, del peligro de “masiva deslocalización de puestos de trabajo e inversiones por parte de empresas extranjeras”. Malet señalaba que “hay una preocupación creciente de la inversión extranjera en Cataluña, que afecta tanto al mercado que se perdería con la independencia como al proceso de inestabilidad política para los próximos años”. Lo paradójico es que “Cataluña no está en la mente de las élites políticas y económicas de Estados Unidos, que no la distinguen de la marca España”, salvo que se convierta en un problema político en el seno de la Unión Europea.

En febrero de 2014, un grupo de 60 directivos de multinacionales instaladas en Cataluña, la mayoría alemanes, hicieron pública la llamada “Declaración de Barcelona”. En ese documento advertían “del peligro del soberanismo en Cataluña” y  “las nefastas consecuencias que podría acarrear” ya que la independencia dejaría a Cataluña fuera de la Unión Europea y del euro. Los directivos alemanes recordaban a  los catalanes que cuando Croacia se independizó sufrió unos altos costes asociados al proceso de independencia y tardó más de diez años en ingresar en la Unión Europea.

Los partidos nacionalistas ocultan el peligro de fuga de capitales y deslocalización de las industrias extranjeras ya que alegan que “no es fácil levantar las fábricas”. Ocultan deliberadamente que es “muy fácil” deslocalizar la producción y dejar de invertir desde el momento de la independencia. Hay un ejemplo demoledor: las multinacionales del automóvil pueden trasladar la fabricación de un modelo en cualquier momento, de un país a otro con mano de obra más barata o mejor trato fiscal. La alemana Volkswagen, propietaria de Seat, con fábricas en Barcelona, ya lo ha hecho varias veces con su factoría de Cataluña.