Un momento de las actuaciones que tuvieron lugar en el Conde Duque.
The Diplomat. Madrid
Más de 6.000 personas asistieron a la fiesta organizada en la noche del sábado, en el Centro Cultural Conde Duque, por la Embajada de Estados Unidos en España para celebrar el 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense. Los lazos entre las ciudades de Nueva York y Madrid fueron el eje de celebración, presidida por el embajador, James Costos, y en la que no hubo representantes del Ayuntamiento, que gobierna Ahora Madrid.
Costos, junto con su pareja, el decorador Michael Smith, ha apostado en los dos últimos años por un tipo de celebración, alejado de los usos tradicionales en las representaciones diplomáticas y más cercana a un show televisivo. Para ello, el lugar escogido –las instalaciones del Conde Duque- no ha sido casual, porque el embajador ha buscado destacar la importancia de Madrid como capital internacional de la cultura y un destino turístico mundial de primer nivel.
El sábado se subrayó que otra gran ciudad, Nueva York, comparte con Madrid un alto nivel de intercambios en las esferas empresariales, culturales y turísticas. Junto a una enorme bandera de Estados Unidos sobre el escenario, imágenes de la Gran Manzana figuraba en grandes paneles, como marco para la música -reflejo de los espectáculos de Broadway- y la multicultural gastronomía neoyorquina que pudieron disfrutar los asistentes.
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Más de 6.000 personas celebraron el 4 de julio, que subrayó los lazos Madrid-Nueva York
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Entre estos, sin embargo, y a pesar del protagonismo que se concedía a Madrid y al turismo en la capital, no hubo ningún representante del actual gobierno municipal de Ahora Madrid, algo que, como mínimo causó sorpresa en la Embajada estadounidense. Ni la alcaldesa, Manuela Carmena, ni ningún miembro de su equipo. Sí estuvieron, entre otros, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ignacio Ybáñez, y varios altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Casa del Rey, junto a embajadores de distintos países.
Ante ellos, tras el desfile de las banderas de España y Estados Unidos y del Cuerpo de Marines norteamericano, y de la interpretación de los himnos nacionales, el embajador pronunció unas palabras, en las que subrayó, entre otras cosas, que lo que se celebraba esa noche era “el trabajo que hacemos juntos todos los días para avanzar en objetivos comunes en la promoción del comercio y la inversión, la creación de empleo, la seguridad y la defensa, los viajes y el turismo, el espíritu empresarial, un mejor panorama para nuestros futuros líderes, y mucho más”. “Los lazos entre nuestros países nunca han sido más fuertes”, enfatizó.