Texto y foto: Antonio Colmenar
Una de las imágenes más sugerentes del Camino de Santiago es la de los peregrinos pasando por debajo del monasterio de San Antón, ubicado en el municipio de Castrojeriz (Burgos). Lo hacen bajo los dos arcos del pórtico del siglo XVI que protegía esta iglesia que durante mucho tiempo fue hospital en el que los viajeros curaban sus heridas y enfermedades.
Este lugar fue fundado por Alfonso VII en el año 1146 pero los restos que quedan de aquella impresionante construcción datan del siglo XIV. San Antón fue palacio y huerta del rey Pedro I de Castilla, para pasar luego a manos de la orden religiosa de los antonianos, la cual fue disuelta a finales del siglo XVIII. La desamortización de Juan Álvarez Mendizábal, en el siglo XIX, abocó a este monasterio a su ruina definitiva.
Tanto en el pórtico de la iglesia, como en las claves de las bóvedas, se pueden observar todavía los escudos castellanos mientras estuvo bajo la protección real. Las arquivoltas de la portada están decoradas con esculturas en cada una de sus dovelas. Aún se pueden distinguir las dos alacenas que se practicaron en el pórtico para alimento de los peregrinos que llegaban a horas intempestivas.
En la iglesia, que era de tres naves, se practicaba la cura del llamado «mal de fuego o fuego de San Antón», una enfermedad muy extendida en la Edad Media producida por la ingesta de cereales con cornezuelo, un hongo que se encontraba en el centeno.