El embajador durante el acto/Foto: Embajada del Reino Unido
Eduardo González. Madrid
El embajador británico en España, Simon Manley, se vio obligado este viernes a salir al paso de la tormenta creada en Europa por la deriva ultraconservadora del primer ministro David Cameron, quien a finales del pasado mes de noviembre anunció su intención de restringir la entrada en Reino Unido de ciudadanos extranjeros, incluidos los de la propia Unión Europea.
«Somos un país abierto», declaró el embajador durante un desayuno informativo organizado en Madrid por Voz Populi y Executive Forum España. «Hay miles de españoles trabajando en nuestra economía, hay ingenieros, abogados, futbolistas, cocineros de fama mundial», prosiguió. «Como dijo David Cameron el otro día, somos un gran país gracias a la inmigración, no a pesar de ella», añadió.
Según Manley, lo que Londres defiende es la apertura de «un debate a nivel europeo sobre cómo podemos tener un sistema de libre circulación de personas y trabajadores sostenible». «Nosotros buscamos trabajadores de calidad, por eso hay tantos banqueros, abogados e ingenieros españoles en nuestra economía», manifestó. «Queremos personas para trabajar, no para buscar el sistema de bienestar británico», agregó.
El embajador hizo mención a la reunión celebrada el pasado mes de junio por el Consejo Europeo, en la que «se acordó que todos los Estados miembros deben ser capaces de proteger a sus ciudadanos, sus sistemas públicos y sus sistemas sociales frente al uso abusivo de la libre circulación», así como a la sentencia emitida recientemente por el Tribunal Europeo de Justicia según la cual «los Estados miembros pueden limitar el acceso a las ayudas sociales en algunos casos».
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Londres quiere «personas para trabajar, no para buscar el sistema de bienestar británico»
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Durante el desayuno informativo, el embajador calificó de «crucial» la aprobación del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP en sus siglas en inglés) entre Estados Unidos y la Unión Europea, ya que, a su juicio, aportaría a los países de la Unión hasta 100.000 millones de euros y ayudaría a crear 500.000 puestos de trabajo «de alta remuneración».
Según Manley, la Unión Europea debe poner en marcha un proceso de reformas del mercado único europeo que ayude a «crear un entorno favorable para las empresas». La actual tendencia económica mundial, advirtió, apunta a que, de aquí a 2050, el Producto Interior Bruto de los países emergentes aumentará un 75 por ciento. En ese mismo periodo, añadió, la participación de la UE en el PIB global podría pasar del 30 al 15 por ciento y la de Estados Unidos del 26 al 18 por ciento.