The Diplomat in Spain

Rebeca Grynspan, ayer, durante la sesión informativa en la SEGIB./ Foto: A.R.

Alberto Rubio. Madrid.

La cumbre de Veracruz, los próximos 8 y 9 de diciembre, debe servir para comprobar hasta dónde llega el compromiso de los mandatarios latinoamericanos con la renovación que propone la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan. Ésta será la última cumbre que se celebre con carácter anual y la primera en la que participará el Rey Felipe VI como jefe de Estado.

Grynspan avanzó que a los mandatarios iberoamericanos se les presentará un nuevo reparto de cuotas para financiar la comunidad iberoamericana. Si hasta ahora, Portugal y España -sobre todo este último- aportaban el 70%, se propone que a partir de 2015 esa aportación baje al 65% y en 2016 se discuta su reducción al 60%. Los países que más subirán su contribución, de acuerdo a esta propuesta, son México, Brasil, Argentina y Venezuela.

La idea no es nueva. Ya se intentó, sin éxito, en la cumbre celebrada en Panamá el año pasado, pero se pospuso su adopción. No obstante, parece que esta vez puede prosperar, una vez que los cancilleres iberoamericanos no pusieron objeciones en la reunión que celebraron en septiembre en Nueva York, durante la apertura de la Asamblea General de la ONU. Todo queda ahora a expensas de la aprobación de los jefes de Estado.

Grynspan presentó, por otra parte, los asuntos que debatirán los mandatarios iberoamericanos en la ciudad mexicana. Y este año se pondrá el acento en la educación, la cultura y la innovación con el objetivo de estimular el crecimiento económico y avanzar hacia una mayor equidad social. Para ello se han diseñado media docena de planes para fomentar la movilidad universitaria, la alfabetización o cerrar la “brecha digital” que afecta a la industria cultural de la región.

Entre ellos, la estrella es el Plan de Movilidad Académica, una especie de Erasmus latinoamericano, con el que se trata de promover unos 200.000 intercambios, tanto de estudiantes como de docentes, hasta 2020. Aunque no hay una cifra global sobre el coste de esta “plataforma”, como la denominó Grynspan, se ha calculado que cada estudiante que participe tendrá una ayuda de entre 3.000 y 4.000 dólares. Una cantidad que tendrán que complementar las familias, como ocurre en el Erasmus europeo.

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El Erasmus iberoamericano prevé fomentar 200.000 intercambios hasta 2020

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Esta vez, a diferencia de otras, se prevé contar con ayudas económicas, sobre todo de empresas privadas, para los programas que se quiere poner en marcha. Los gobiernos no comprometerán financiación, aunque algunos ya han mostrado interés en colocar a sus universidades dentro de esta “red” iberoamericana, cuyo objetivo, además, será eliminar trabas burocráticas a la movilidad universitaria.

Contar con las empresas, grandes y pequeñas, es la novedad que aportan estos planes. De momento, la responsable de la SEGIB sólo mencionó al Banco Santander como una de las entidades más comprometidas, pero se mostró convencida de que se sumarán muchas otras y añadió que la “bolsa” que se pretende crear abre la puerta a la participación de pequeñas empresas que podrán hacer aportaciones de acuerdo a su tamaño.