The Diplomat in Spain

José Manuel García-Margallo/Foto: Moncloa

Eduardo González. Madrid 

Transcurridos diez años desde que José Luis Rodríguez Zapatero propusiese la Alianza de Civilizaciones ante la Asamblea General de la ONU , el ministro de Asuntos Exteriores del actual Gobierno del PP, José Manuel García-Margallo, se ha convertido en un gran defensor de esta iniciativa, que él mismo había despreciado tiempo atrás. El cambio obedece al deseo de facilitar la entrada de España en el Consejo de Seguridad.

La propuesta de Zapatero de establecer un encuentro entre Occidente y el mundo musulmán a fin de buscar una alternativa a la vía militar contra el terrorismo, fue apadrinada inicialmente por España y Turquía y asumida por la ONU en 2005. La iniciativa fue duramente criticada en su momento por el entonces opositor Partido Popular, cuyo portavoz en el Congreso de los Diputados, Gustavo de Arístegui, acusó en 2006 al Ejecutivo socialista de «vender gaseosa» con la Alianza de Civilizaciones. No obstante, el mismo Arístegui matizó tres años más tarde que la Alianza de Civilizaciones había evolucionado «en un sentido positivo» y que lo que había cambiado «era la iniciativa» y no la postura del PP.

En febrero de 2012, poco después de asumir la cartera, el propio José Manuel García-Margallo anunció la intención del Gobierno de «repensar» la contribución española a la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones porque en estos tiempos de crisis no estaba «la Magdalena para tafetanes». Al mes siguiente, el ministro reconoció ante la Comisión de Exteriores del Congreso que no sabía «muy bien qué hacer» con la Alianza de Civilizaciones, una iniciativa que le parecía «humo y sin contenido».

No obstante, la ONU ha asumido la Alianza de Civilizaciones y España había presentado en 2005 su candidatura para entrar en el Consejo de Seguridad de la institución, cuya composición se votará el próximo 16 de octubre. Así que el Gobierno decidió mantener el compromiso con la iniciativa, reduciendo sensiblemente sus aportaciones económicas, pero no suprimiéndolas definitivamente. En este contexto, el ministro asistió el pasado mes de agosto a la última reunión de la Alianza de Civilizaciones en Bali (Indonesia) y en semanas recientes ha mencionado expresamente la iniciativa cada vez que se le ha preguntado sobre la no implicación militar de España en la campaña contra el grupo yihadista Ejército Islámico en Siria e Irak.

[hr style=»single»]

Al ministro de Exteriores, la iniciativa de hace 10 años de Zapatero le parecía «humo y sin contenido»

[hr style=»single»]

El pasado 26 de septiembre, durante la semana ministerial de la Asamblea General de la ONU, García-Margallo participó en Nueva York en la reunión del Grupo de Amigos de la Alianza de Civilizaciones, junto al Alto Representante para la Alianza de las Civilizaciones, Nassir Abdullaziz al Nasser; el ministro de Asuntos Europeos de Turquía, Volkan Bozkir, como copatrocinador con España de la Alianza; y un nutrido grupo de ministros y otros representantes de los más de cien miembros del grupo, según informó Exteriores.

Durante su intervención, el ministro español celebró «la consolidación de la Alianza al cumplirse diez años desde su creación y su firme anclaje en el sistema de Naciones Unidas» y señaló los retos a los que se enfrenta actualmente la comunidad internacional como la guerra civil en Siria, la crisis en Irak y en Gaza, la situación en Ucrania o el terrorismo en la región del Sahel.

El ministro planteó también que se amplíe el alcance de la Alianza de Civilizaciones para ser un instrumento de «diplomacia preventiva», que permita contribuir a la erradicación de las amenazas representadas por el extremismo y la radicalización violentos.y propuso algunas sugerencias para dinamizar las capacidades de la Alianza de Civilizaciones en materia de prevención y solución de conflictos, como el establecimiento de una red de parlamentarios de distintos países dentro del Grupo de Amigos de la Alianza de Civilizaciones y la creación de una plataforma de líderes religiosos a favor de la paz en las zonas de conflicto donde es más urgente actuar, como Siria, Oriente Próximo e Irak.