El embajador Sanz-Briz, con uniforme de gala.
Juan David Latorre. Madrid.
El Ayuntamiento de Madrid ha resuelto dedicar una de sus calles a la memoria de Ángel Sanz-Briz, diplomático español que en alarde de audacia y solidaridad salvó a miles de judíos amenazados por la opresión nazi. La calle Ángel Sanz-Briz se ubicará desde este mes de septiembre en un amplio y luminoso espacio ubicado en el Distrito Latina.
Ángel Sanz-Briz, llamado el Ángel de Budapest (Zaragoza, 28 de septiembre de 1910 – Roma, 11 de junio de 1980), fue un diplomático español destinado en Budapest en la época de la Segunda Guerra Mundial. En 1944, actuando por cuenta propia -según algunos autores «oficialmente» con independencia del gobierno de Franco (pero sin sufrir tampoco represalia alguna por ello)-, contribuyó a salvar la vida de unos cinco mil judíos húngaros durante el Holocausto, proporcionando pasaportes españoles, en un principio a judíos que alegaban origen sefardí en virtud de un antiguo Real Decreto de 1924 del directorio militar de Primo de Rivera, y posteriormente a cualquier judío perseguido.
Por estos hechos fue reconocido por Israel como Justo entre las Naciones. Sanz-Briz buscó la base legal que oficializara sus actos y afirmó que los judíos sefardíes tenían derecho a la nacionalidad española por ser descendientes de los expulsados por los Reyes Católicos.
Posteriores descubrimientos en la correspondencia diplomática revelaron que el embajador informó en 1944 al gobierno de Franco de la existencia del Holocausto y que contó con la aquiescencia del Gobierno español.
Tras estudiar Derecho, ingresó en la Escuela Diplomática, finalizando sus estudios poco antes del inicio de la Guerra Civil Española. Tras su comienzo, se enroló en las tropas franquistas.
Finalizada la guerra, obtuvo su primer destino como Encargado de Negocios en El Cairo (Egipto). En 1942 recibió su segundo destino como Encargado de Negocios en la Embajada española en Hungría, un estado aliado del Eje, pero que no había puesto en práctica medidas de exterminio de los judíos como las que ya estaban en marcha en toda la Europa ocupada por los nazis.
En marzo de 1944 Alemania invadió Hungría y el propio Adolf Eichmann se trasladó a Budapest para supervisar los planes de exterminio de la comunidad judía del país, donde fueron asesinados durante el Holocausto unos 565.000 judíos por los nazis.
Indignado por los planes nazis, Sanz-Briz decide entonces proporcionar documentos españoles a los judíos sefardíes que pudiese encontrar y negociar con las autoridades húngaras (títeres de los ocupantes alemanes) el traslado a lugar seguro de dichas personas.
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Sanz-Briz logró engañar a los nazis para salvar a 5.200 judíos, de los que sólo 200 eran de origen sefardí
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Sanz-Briz protegió las vidas de esos 5.200 judíos usando su influencia y contactos (también su dinero, con el que sobornó al gauleiter alemán), así como edificios alquilados con los fondos de la embajada que rotuló como «Anejo a la legación española». Los métodos que siguió los describió él mismo en el libro Los judíos en España:
“Conseguí que el Gobierno húngaro autorizase la protección por parte de España de 200 judíos sefardíes (…) Después la labor fue relativamente fácil, las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias; y las 200 familias se multiplicaron indefinidamente, con el simple procedimiento de no expedir salvoconducto o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200”.
Así, de los 5.200 judíos cuya vida pudo salvar, sólo unos 200 eran de origen sefardí. En agosto de 1944 envió al Gobierno español un informe en francés realizado por dos presos huidos, que detallaba el genocidio que estaba siendo cometido en el campo de concentración de Auschwitz. El informe iba acompañado de una carta de Sanz que confirma la autenticidad de lo relatado:
“Su origen, pues, le hace sospechoso de apasionamiento. Sin embargo, por los informes que he podido obtener de personas no directamente interesadas en la cuestión y de mis colegas del cuerpo diplomático aquí acreditado, resulta que una gran parte de los hechos que en él se describen son, desgraciadamente, auténticos”.
Sanz Briz continuó su carrera diplomática y fue destinado a San Francisco y Washington (Estados Unidos), Lima, Berna, Bayona, Guatemala, La Haya, Bruselas y Pekín.
El 9 de marzo de 1973 Ángel Sanz-Briz, su secretaria, Aurora Aranaz, y el catedrático de Filosofía Iñaki Preciado Idoeta, convertido en traductor, abrieron la embajada española en Pekín. Sanz-Briz, a sus 63 años, era de los más veteranos del escalafón y fue el primer embajador en China. Se presentó voluntario para aquella plaza por motivos personales.
En 1976 fue destinado a Roma como embajador de España ante la Santa Sede, donde falleció el 11 de junio de 1980.
En la residencia del embajador de Israel en España en agosto de 1989 tuvo lugar un homenaje a este diplomático español, presidido por el ministro de Asuntos Exteriores Francisco Fernández Ordóñez y el embajador Shlomo Ben Ami. Se hizo entrega a Adela Quijano, viuda de Sanz-Briz, de la Medalla de los Justos entre las Naciones concedida a título póstumo. También se autorizó la plantación de un árbol en el Monte del Recuerdo de Jerusalén.
En 1991, el Museo del Holocausto Yad Vashem de Israel distinguió su acción y reconoció a sus herederos el título de Justo entre las Naciones, inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto. En 1994, el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara y en la Gran Sinagoga de Budapest (la segunda más grande del mundo después de la de Nueva York) actualmente hay una placa que lleva su nombre. Fue el primer diplomático español que apareció en un sello de correos de España.
La vida y hechos de Ángel Sanz-Briz han sido llevados al cine y a la televisión. En 2002 se estrenó la película, coproducida por varios países europeos, El cónsul Perlasca, donde Péter Kertész encarna al diplomático. El protagonista es Giorgio Perlasca que recurre a la ayuda de la Embajada española.
En 2011, la serie El Ángel de Budapest fue estrenada en Televisión Española. En ella Francis Lorenzo daba vida al diplomático. La serie se basaba en el libro de Diego Carcedo Un español frente al Holocausto.