La satisfacción por el grado de democracia oscila entre el 51% de Alemania y el 29% de España.
Eduardo González. Madrid
La gestión de la crisis económica y financiera a lo largo de los últimos siete años ha generado un descenso notable de la imagen de la UE entre los ciudadanos europeos, en especial en los países más afectados por la recesión y los recortes sociales. Sólo en España, según un estudio de la Fundación Alternativas, el descenso ha sido de más de 25 puntos, desde el 73 por ciento de 2007 al 47 de 2013.
Estas son las conclusiones de un estudio elaborado por el profesor Albert Aixalá, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), para la Fundación Alternativas sobre la imagen que tienen los ciudadanos de la Unión Europea, la opinión sobre los beneficios de la pertenencia a la Unión y el grado de confianza en sus instituciones. El informe se ha basado, sobre todo, en los Eurobarómetros publicados por la Comisión Europea entre mayo de 2007 (en la antesala del comienzo de la crisis) y noviembre de 2013.
«Si los debates sobre la ratificación del Tratado de Maastricht a principios de los noventa supusieron el fin del «consenso permisivo» de los ciudadanos europeos en relación a la UE, y el fracaso de la Constitución Europea del año 2005 simbolizó la consolidación del euroescepticismo en los países centrales del continente, la actual crisis económica y democrática puede suponer el fin de una determinada forma de entender la construcción europea, basada en el consenso entre los grandes Estados en el Consejo y la Comisión y entre las dos grandes familias políticas en el Parlamento Europeo», se lee en el informe..
Aunque la mayoría de los europeos no cuestionan la pertenencia de sus países a la UE, lo que sí se aprecia es un claro deterioro de la imagen de la Unión y de sus instituciones, que «han caído en picado», según el documento. «En España el descenso ha sido espectacular, del 73% al 47%, más de 25 puntos en seis años», con una caída muy acusada a partir de 2010, «tras la intervención europea que conllevó la aplicación del primer gran recorte de gasto público de la política de austeridad», añade el documento.
Ese deterioro se aprecia muy claramente en la valoración de las instituciones de la UE. La imagen favorable del Parlamento Europeo, según el estudio, ha pasado del 70 por ciento en 2007 al 25 por ciento en 2013. Muy relacionado con ello, la satisfacción por el grado de democracia en el conjunto de la UE oscila entre el 51 por ciento registrado en Alemania y el 29 registrado precisamente en España.
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La Fundación Alternativas destaca el «voto de protesta» registrado en España en las elecciones de 2014
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Los países del sur de Europa (Italia, España, Portugal y Grecia) están experimentando un incremento de las ideologías favorables a una mayor intervención estatal en las economías, justo al contrario que en los Estados del norte. Una de las personalidades más recordadas por los encuestados es la canciller alemana, Angela Merkel, cuya imagen es claramente negativa para el 57 por ciento de los españoles (frente a un 39 por ciento de opiniones positivas) y para el 50 por ciento de los italianos, «a pesar de estar mejor considerada que los respectivos jefes de Gobierno», señala el informe. En Grecia, la censura a Merkel alcanza al 88 por ciento de los encuestados.
En cuanto a los efectos electorales de la crisis, el documento destaca el hecho de que España, hasta la fecha, se ha mantenido «al margen de los vaivenes populistas», a diferencia de lo ocurrido en otros países, como Francia, con el Frente Nacional, y Reino Unido, con el UKIP, dos movimientos políticos «que pueden romper la unidad institucional y territorial de la UE» pero cuyo auge tiene «causas profundas y no responden a un fenómeno únicamente ligado a la actual crisis económica y democrática europea, ni posiblemente puedan resolverse con una mayor democratización de las instituciones comunitarias».
No obstante, el informe de la Fundación Alternativas advierte de que España también «ha sucumbido a la tendencia general europea» de consecuencias «aún imprevisibles». En este sentido, el estudio recuerda que en las elecciones europeas de 2014 se registró un «voto de protesta» del 30 por ciento en beneficio de la «izquierda eurocrítica» (con el 18 por ciento de los votos), de los nacionalismos independentistas y de partidos opuestos al bipartidismo reinante en el panorama electoral español, como UPyD.