The Diplomat in Spain

Alberto Rubio. Madrid.

Entre los invitados a la recepción ofrecida el miércoles por la Embajada de Marruecos para conmemorar la Fiesta del Trono fue muy comentado el hecho de que no asistiera a la misma ningún ministro del Gobierno español. Algunos llegaron a recordar que muchos miembros del Gabinete se prodigan en otros actos públicos menos “interesantes”.

El máximo representante de la Administración que se acercó al Palacete de los Duques de Pastrana, donde se celebró la recepción, fue el secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, que, dicho de paso, suplió con creces cualquier otra presencia gracias a su don de gentes y dotes diplomáticas.

No obstante, teniendo en cuenta las excelentes relaciones bilaterales que mantienen ambos gobiernos desde que el Partido de la Justicia y el Desarrollo y el Partido Popular llegaron al poder casi simultáneamente, no dejó de causar extrañeza que algún o algunos ministros españoles -como los de Interior, Exteriores o Fomento, por citar los casos con más estrechas relaciones con Marruecos- no hicieran acto de presencia en la fiesta nacional de un país vecino que desde 2011 colabora “ejemplarmente” con España en la lucha contra la inmigración ilegal y el terrorismo.

Y la extrañeza aumentó, más si cabe, cuando esos mismos asistentes comprobaron que la “estrella” española de la recepción fue el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado por la ex ministra de Exteriores Trinidad Jiménez. Cualquier despistado hubiera podido pensar que el PSOE había vuelto al poder.