Hasta el 14 de septiembre, la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Thyssen-Bornemisza (planta baja), presenta la exposición Mitos del Pop. La aparición del pop art a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta fue uno de los momentos más liberadores de la historia del arte. Su adscripción decidida a la nueva cultura de la tecnología y el consumo echaba por tierra los anhelos heroicos y subjetivos de las vanguardias anteriores y reintegraba el arte al mundo real.
Con el incesante intercambio entre el arte y todo tipo de objetos de la cultura visual y de la cultura popular, el pop acabó con la separación entre la «alta» y la «baja» cultura y abrió un nuevo debate sobre las relaciones entre lo estético y lo antiestético. Para el pop toda imagen era reciclable, todo objeto era susceptible de convertirse en arte y su verdadero propósito era ofrecer una nueva interpretación de la imagen en la cultura contemporánea.
Ahora bien, el pop esconde una paradoja apasionante: por un lado fue un movimiento innovador que abrió el camino a la posmodernidad, pero a la vez manifestó una clara orientación hacia el pasado. La ambición del pop de conectar con la tradición utilizando nuevos medios artísticos derivados de la televisión, la publicidad o el cómic se concentró sobre todo en la nueva valoración de los estilos y los géneros artísticos y en la reinterpretación de las obras de los maestros antiguos de las que haría homenajes o parodias irreverentes.
Mitos del pop elimina las etiquetas nacionales y presenta el pop art en su conjunto para rastrear las fuentes comunes del pop internacional, con ese espíritu globalizador propio del Museo Thyssen.