Mariano Rajoy con el presidente de la Cámara de Comercio de EE UU en España.
Eva Cantón. Madrid
El Gobierno de Mariano Rajoy apuesta claramente por la liberalización económica y la apertura de fronteras para recuperar la competitividad perdida de la Unión Europea en un mundo globalizado.
En este contexto, el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, según sus siglas en inglés) que desde hace un año negocia la Unión Europea y las autoridades norteamericanas, se considera “capital”, en palabras de ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Y para el Secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, es incluso “la única iniciativa estratégica de alcance que tiene la UE sobre la mesa”.
En unas jornadas organizadas por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España (AmChamSpain) celebradas en Casa América, ambos responsables hicieron una encendida defensa de un acuerdo comercial en el que ven la creación de cientos de miles de puestos de trabajo y un incremento exponencial de las inversiones a ambos lados del Atlántico.
El jefe de la Diplomacia española entiende también que un Tratado de este tipo con la Administración Obama compensaría en cierto modo la “tentación oriental” del actual inquilino de la Casa Blanca, mucho más escorado en sus vínculos comerciales hacia el Pacífico que hacia el Atlántico.
Es más, no excluye hacer compatible este acuerdo comercial con la recién nacida Unión Aduanera Euroasiática liderada por Moscú e integrada por Bielorrusia y Kazajistán, como un primer paso hacia una zona de libre comercio entre Rusia y la Unión Europea en el que la seguridad energética de Europa sería un asunto clave.
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El Gobierno cree que deben aparcarse las tentaciones proteccionistas
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El Ejecutivo español sostiene que la Unión Europea debe aparcar “cualquier tentación proteccionista” y plantear un acuerdo ambicioso que requiere de una apuesta política decidida. “Es bueno para Europa, es bueno para Estados Unidos y lo único que exige para tener éxito es que nuestros líderes políticos apuesten por él”, resumió el secretario de Estado de Comercio.
García-Legaz dijo que su departamento “echará toda la carne en el asador” y reclamó el mismo grado de implicación a las grandes empresas para explicar las bondades del acuerdo a una opinión pública que teme ver acrecentado el poder de las grandes multinacionales.
España confía igualmente en la incidencia positiva que tendría tanto para la economía europea, que hoy exporta el 17% de sus productos a Estados Unidos, como para España, dado que Estados Unidos es el tercer destino de las inversiones de nuestro país.