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Carros de combate del ejército egipcio frente a grupos de manifestantes en El Cairo en 2011.

The Diplomat / FRIDE. Madrid / Bruselas.

“Hasta ahora, la revolución de 2011 no ha logrado disminuir el poder de los militares”, escribe Ibrahim El-Houdaiby, investigador asociado en FRIDE y autor del informe “Luchando la última guerra. Relaciones cívico-militares en Egipto”. Y su conclusión no augura un horizonte esperanzador: “El dominio del ejército en la política egipcia está perjudicando la transición hacia la democracia”.

El ejército egipcio ha desarrollado dos modus operandi: el «modo de estabilidad», centrado en defender sus propios intereses institucionales; y el «modo de crisis», en el que la defensa del Estado se convierte en la prioridad principal, según explica El-Houdaiby en su informe, publicado por FRIDE en abril. Se estima que los intereses económicos de los militares oscilan entre el 10 y el 40% del PIB del país. En 2013 y 2014, el Government Defence Anti-Corruption Index de Transparencia Internacional, que mide la corrupción en el Departamento de Defensa de 82 países, situó a Egipto entre los peores valorados.

«La revolución egipcia de 2011 hizo que los militares pasaran del modo de estabilidad al modo de crisis», afirma El-Houdaiby. «La caída de Mubarak llevó al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF, en sus siglas en inglés) al centro de la complicada y estructuralmente desequilibrada escena política egipcia», añade.

«El SCAF decidió asumir la responsabilidad de evitar un escenario similar al de Siria, Irak o Libia, poniéndose al frente de la política egipcia”, dice el informe. Recientemente, esto se ha visto reflejado en el «apoyo» a Abdelfatah Al-Sisi en las próximas elecciones presidenciales (que tendrán lugar a finales de mayo.

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Se espera una remilitarización del Estado egipcio bajo la presidencia de Al-Sisi

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«Se espera que Al-Sisi gane fácilmente las elecciones presidenciales», afirma El-Houdaiby. Dado que contará con un fuerte mandato popular y debido a su buen conocimiento sobre cómo funciona el Estado egipcio, Al-Sisi podría aprovechar la oportunidad para reformar las instituciones del Estado y fomentar el cambio. Sin embargo, es poco probable que esto ocurra.

De momento, no parece haber ninguna alternativa política al régimen militar. Pero aprovecharse de su situación actual como el último recurso que tiene la población es arriesgado: el miedo al caos podría inhibir las protestas en contra de los militares a pesar de los serios problemas económicos, pero el fracaso continuado del Estado podría dar lugar a nuevas manifestaciones masivas, conduciendo, tal vez, a un colapso casi total del Estado. “Sólo un Gobierno que lleve a cabo una profunda reforma política e institucional podría llevar la estabilidad a Egipto», concluye el informe.

Lea aquí el informe completo en inglés:

PB_179_Civil_military_relations_in_Egypt