Yago Pico de Coaña
Julio García. Madrid
El Tribunal de Alto Riesgo B de Guatemala juzga desde el pasado mes de octubre el asalto a la Embajada española en Guatemala el 31 de enero 1980 por las Fuerzas de Seguridad y el Ejército de ese país y que se saldó con la muerte de 37 personas, entre ellas el cónsul Jaime Ruiz del Árbol. El embajador español Yago Pico de Coaña, enviado por el Gobierno español para investigar esa masacre, exigió el pasado miércoles justicia para estas víctimas, “no revancha ni venganza, sino justicia”.
Pico de Coaña expresó este este deseo en la Casa de América durante la presentación de su libro “Treinta y cuatro Años después” y ante un aforo de más de cien personas, entre ellos, numerosos embajadores y diplomáticos. Parafraseando al ex vicepresidente de la República de Guatemala, Eduardo Stein, dijo que ese asalto “constituyó no sólo una violación del Derecho Internacional, sino uno de los episodios más negros de la historia guatemalteca”.
El diplomático español, que tuvo palabras de reconocimiento para Máximo Cajal embajador de España en Guatemala por entonces y que salvó su vida tras refugiarse en la sede la Embajada de EE.UU, explicó que actualmente el citado tribunal juzga por esa “barbarie” al ex jefe policial Pedro García Arredondo uno de los responsables del asalto a la legación española.
Homenaje al cónsul Jaime Ruíz del Árbol por su defensa de los derechos humanos
“Nos queda algo”, añadió, para explicar que también hay otros seis presuntos implicados, entre ellos, el presidente del país centroamericano en 1981, el general Fernando Romeo Lucas, fallecido ya, y su ministro de la Gobernación, Donaldo Álvarez Ruíz, en busca y captura y “que sigue vivo, lo que no sé dónde, ya me gustaría. Nos falta este señor, no por afán de revancha, sino por afán de justicia y de verdad”.
También tuvo palabras de homenaje para el cónsul español fallecido, Jaime Ruíz del Árbol, “por su dedicación y permanente defensa de los derechos humanos y buen hacer. Amaba a Guatemala y amaba España, vivió para los dos países, murió en uno de ellos, en su querida Guatemala, en estricto cumplimiento de su deber de funcionario”.
Este libro de Pico de Coaña hace un detallado repaso a lo que sucedió cuando, tras la irrupción en el edificio de un grupo de campesinos para protestar contra la represión de la dictadura del general Romeo Lucas, las fuerzas policiales y militares asaltaron la Embajada, pese a la oposición del embajador Máximo Cajal.