Luis Ayllón/ Fotos: Juan David Latorre
Katalin Tóth llegó a Madrid en marzo de 2021 para ponerse al frente de la Embajada de Hungría en España. Desde el 1 de julio, la embajadora húngara ha visto incrementada su tarea por la necesidad de seguir de cerca la marcha de la Presidencia rotaria del Consejo de la UE, que en la segunda mitad de este año tiene su país. En una entrevista con The Diplomat in Spain, Katalin Tóth agradece que España no se haya sumado al boicot anunciado por algunos socios e instituciones europeas en protesta por las primeras iniciativas adoptadas por el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
-Lejos de arrancar con un espíritu de consenso con todos los países de la Unión Europea, parece que la Presidencia húngara lo ha hecho dentro de un clima de malestar en algunas de las instituciones y en algunos Estados por las entrevistas que el presidente Orbán ha tenido con Putin -también con Zelensky-, con Xi Jinping, con Trump… ¿Cómo se ha visto en Hungría esa reacción, incluidas las amenazas de boicot, por parte de los otros Estados europeos y de las instituciones?
– Es interesante porque los países toman distintas posiciones. En este sentido, por ejemplo, considero equilibrada la posición de la administración española de no sumarse a ese boicot total contra Hungría, teniendo en cuenta que hablamos de un período importante, con prioridades muy firmes de la Presidencia húngara. Además, hay que hacer una distinción entre los viajes del primer ministro y nuestra presidencia. Nuestra presidencia tiene su propia agenda con todos los puntos importantes en los que quisiéramos trabajar en el futuro. Y hay interés por parte de los Estados, porque Hungría asume la presidencia en tiempos de circunstancias extremas y es necesario hacer frente a esos desafíos. El primer ministro sí tomó la iniciativa de viajar a algunos países, entre otros a Ucrania también. Nuestra posición siempre ha sido distinta de la de los otros miembros, en el sentido de que hay que buscar, hay que aprovechar todas estas oportunidades para llegar a la paz. El primer ministro no negoció la paz, porque no es su responsabilidad, pero quería escuchar a las partes en conflicto. Sabemos todos que las posiciones están muy alejadas. Pero, como diplomática, solo puedo decir que hay que mantener los canales de comunicación abiertos, porque si no, nunca vamos a conseguir nada, y eso por fin, significaría que no podemos salvar vidas humanas. Desgraciadamente hay conflictos en otras regiones y las partes, por muy distintas posiciones que tomen, negocian, hablan, intentando conseguir un alto el fuego y poner fin a la guerra. Cabe destacar que Viktor Orbán tomó la iniciativa como primer ministro de un país soberano, y después en su informe explicó detalladamente el objetivo de su misión. Pero claro, provocó muchos debates por parte de los Estados miembros.
-¿Cree que se va a materializar el boicot anunciado por parte de muchos países?
-Evidentemente, hay países que sienten cada día esa amenaza por parte de Rusia y creen que también la escalada puede afectar a ellos. La dirección política condiciona la posición que los Estados miembros asumen. Negociar, hablar, encontrar la solución para conseguir la paz, o al menos un alto el fuego, para salvar vidas o para reducir el nivel de escalada, no debería ser un problema.
-¿Cómo interpretar la decisión del Alto Representante de la UER para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, de trasladar el Gymnich a Bruselas?
-Es su competencia, él es el que convoca esa reunión. Sólo puedo citar o repetir las palabras de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores. Szijjártó, de todas maneras, va a participar y, si el Alto Representante decide que debe hacerlo en Bruselas, Hungría está dispuesto a organizarlo allí. La Presidencia Húngara organizaría gustosamente este evento en nuestro capital, porque siempre ha sido así históricamente. Normalmente el país que toma la presidencia puede organizarlo, pero si se decide hacerlo de otra manera, no tendríamos ningún problema.
-¿Cree que vamos a estar en esta tónica de confrontación a lo largo de todo el semestre o que Hungría se va a poder centrar más en los objetivos propios de la presidencia?
-Nosotros siempre ponemos el enfoque en nuestra agenda de la Presidencia húngara, porque es muy importante y hay una concordancia entre los países sobre la realización o ejecución de este programa. Se debe mantener consultas detalladas, en caso contrario, no tendremos tiempo suficiente para poder hacer frente a los desafíos, como la migración, la competitividad y la agricultura, entre otros…
– ¿Qué objetivos se marcan en competitividad?
-Hungría quisiera poner sobre la mesa un nuevo acuerdo europeo de competitividad en el que figuran muchos elementos. Europa ha perdido mucho de su competitividad y sigue perdiendo frente a sus competidores internacionales. En los años noventa, la participación de la UE en el rendimiento económico mundial fue del 26%, y ahora no se puede destacar los datos actuales. Sin duda, los elevados precios tienen un efecto directo en nuestra competitividad y crecimiento: el combustible, el gas, las materias primas… Como será posible hacer frente a la tendencia negativa… Son cuestiones muy actuales, y Hungría ha hecho algunos planteamientos prioritarios y espero que realmente se pueda avanzar con todos los temas de importancia común.
-Ha mencionado también la agricultura, entre los objetivos de la Presidencia, después de unos meses complicados en esta materia…
-Todos fuimos testigos de las manifestaciones de los agricultores que se produjeron y que fueron una señal clara para toda Europa. Los agricultores han intentado presionar a la Comisión Europea porque no están contentos con la legislación y con su papel que juegan como sector. Pertenecen a un sector estratégico porque proporcionan bienes y también productos básicos a nuestra sociedad de Europa. Y con una Administración que ejerce una gran presión sobre ellos, efectivamente, no están contentos. Intentamos desarrollar planteamientos para la nueva Política Agrícola Común, la nueva PAC. Hungría quisiera orientar un poco a la Comisión en este sentido y que esa nueva política de la PAC se centre realmente en los agricultores y sus planteamientos. Necesitan visibilidad, productividad y previsibilidad también. Teniendo en cuenta los fondos, el presupuesto futuro también es una cuestión importante. Se deben garantizar fondos adecuados para el sector por este papel importante que juegan en Europa mediante su contribución a la autonomía estratégica.
– En este sentido, ¿Hungría puede encontrar una alianza en España en materia de agricultura?
-Se puede encontrar mucha concordancia en el programa de los dos países. Contamos con una cooperación estrecha, en este sentido. Hay que reducir las cargas administrativas y conseguir que el sector pueda contar con más previsibilidad. Tenemos que lograr también que los agricultores se sientan interesados en aplicar, por ejemplo, las tecnologías más avanzadas. Si no les proporcionamos fondos adecuados, no va a funcionar la transición ecológica tampoco.
-Otra de las cuestiones que seguramente se abordarán es la relacionada con las migraciones, que Orbán dijo que sería una de sus prioridades. Parece que Hungría está de acuerdo con la idea del canciller alemán, Olaf Scholz, de crear “puntos calientes exteriores”, fuera de la Unión Europea para acoger a los migrantes.
-Esa idea es muy llamativa y cabe destacar que nuestra política lleva basándose en el enfoque exterior desde 2015. En aquel momento, este planteamiento provocó muchos debates. Ahora se ve que sin esos pilares no podemos reducir la presión en nuestras fronteras ni en Europa. La migración ilegal y sus consecuencias son un desafío común de nuevo. Apoyamos la idea de establecer centros regionales fuera de las fronteras de Europa, porque Europa no puede acoger a toda África, tampoco es capaz de tramitar el actual flujo de migrantes ilegales. Según los cálculos, durante los próximos 20 años habrá un crecimiento de más o menos 750 millones de personas en el continente. ¿Qué haremos en Europa entonces? En la actualidad, la comunicación sobre este tema ha cambiado mucho. En los nuevos enfoques se refleja más nuestra política migratoria. La dimensión exterior es importante para todos, y por eso es necesaria una cooperación más fuerte con los países de origen y tránsito. Estos centros regionales nos ayudarían mucho a resolver el problema en su origen. Además, apoyamos totalmente el acuerdo que fue firmado entre Italia y Albania recientemente. En la práctica, eso significaría que podemos evaluar quiénes entran en el territorio europeo y determinar si tienen derecho a protección internacional o no. Acoger a todos es sencillamente imposible. En este tema, Hungría destaca la importancia de otro punto relevante en lo que respecta a fortalecer la cooperación con el continente africano. Necesitamos presupuesto y herramientas adecuadas para poder llevar a cabo un programa complejo que contribuiría efectivamente a la solución.
-Hay una cierta oposición por parte del Gobierno húngaro a la adhesión de Ucrania a la UE y una mayor inclinación a favorecer la adhesión de los candidatos balcánicos?
-La adhesión debe basarse en criterios objetivos, logros y méritos. Estos dos principios se deben aplicar a todos igualmente. Hay que reconocer que los países aspirantes podrían contribuir al crecimiento de la región, los necesitamos económicamente y geopolíticamente. Hay que evaluar de manera objetiva los logros de cada país. Existen países que llevan esperando más de 15 años a que se produzca su adhesión, a que puedan formar parte de este gran proyecto ¿Qué perspectiva les podemos ofrecer? Tenemos que reconocer que Europa necesita a los países que están esperando, así que apoyar este proceso es, sin duda, una de las prioridades principales de la Presidencia húngara. Hungría también apoya el objetivo de integración gradual. Lo apoyamos, porque si no proporcionamos algo concreto a los países aspirantes, estos acabarán buscando a otros participantes externos, a otros socios que estarían dispuestos a invertir en los Balcanes Occidentales.
-¿Se podrá llegar a algo concreto con alguno de los países candidatos durante la Presidencia húngara?
-Sí, hay planes concretos. Por ejemplo, con Serbia quisiéramos cerrar el tercer capítulo, el de economía y competitividad. Montenegro también está entre los aspirantes. Cerrar cuantos más capítulos posibles y abrir las negociaciones a fondo con otros países también me parece un plan bastante concreto. Por supuesto, el avance del proyecto concreto no depende solo de Hungría o de nuestra dedicación. Necesitamos el apoyo de todos los Estados miembros que reconozcan la importancia de esta prioridad de nuestra agenda. Hay que dar una perspectiva positiva a todos. Así, poco a poco, sin perder de vista a los otros tres países, Georgia, Moldavia y Ucrania. Pero, en primer lugar, se debe mantener la objetividad durante todo el proceso de la adhesión.
-Entramos en un tema un poco político. Los resultados de las últimas elecciones europeas parecen confirman la tendencia hacia movimientos más conservadores del estilo de Orbán…
-Es una tendencia muy interesante, no soy política, así que esta es mi opinión y yo soy diplomática. Siempre hemos destacado la importancia de la democracia y del funcionamiento democrático como valores principales, y ahora la opinión de muchos votantes no está representada en el Parlamento Europeo. Es bastante interesante cuando se habla de euroescepticismo. ¿Qué significa eso? Para mí, si se está comprometido a mejorar la situación, llamando la atención sobre las tendencias negativas, incluso sobre los grandes desafíos o las cuestiones en las que el funcionamiento de la Unión, al menos, es cuestionable o sobre los temas en los que últimamente no se han conseguido los resultados esperados, ¿eso significaría euroescepticismo? Para mí, no.
– ¿En qué medida puede afectar al desarrollo de la presidencia el hecho de que la Comisión Europea tenga abiertos algunos procedimientos contra Hungría por presuntas vulneraciones del Estado de Derecho?
– A decir verdad, el Estado de Derecho, según la evaluación del Gobierno, es una herramienta que siempre se puede y podía aplicar contra Hungría. Hemos cerrado este procedimiento sobre el sistema jurídico, pero en otros temas no hay un paso adelante real a pesar de que Hungría ha conseguido avances en varias otras cuestiones. La Comisión Europea mantiene su fuerte posición contra Hungría. Eso significaría que en el futuro Hungría tampoco podría acceder a los fondos que, según el Gobierno, pertenecen a nosotros. Si pudiéramos lograr un avance en estos temas, nos complacería participar en este debate. Así lo hicimos en el pasado. Evidentemente, nuestra política no sigue la corriente principal de la Unión y esta realidad condiciona la solución.
-Desde su puesto de embajadora, ¿cómo considera que pueden ir las relaciones con España a lo largo de este semestre?
-Lo que vemos es que la Administración española trabaja de manera profesional. España no se ha unido al boicot total de los Estados miembros. Como han comunicado, van a decidir punto por punto, Consejo por Consejo el nivel de participación. Me parece que esa es una posición muy equilibrada. En general, esta profesionalidad caracteriza nuestra colaboración a nivel de secretarios de Estado, de directores y subdirectores, e incluso de ministros. Siempre están dispuestos a mantener un diálogo y a hablar de temas de interés común. El ministro de Asuntos Exteriores, Albares, recibió a su homólogo, señor Szijjártó, en febrero.
-¿Está prevista alguna visita a España del primer ministro de Hungría?
-Ahora no tengo nada concreto sobre este tema, pero me parece muy importante, porque si se tiene una visión muy distinta, merece la pena explicar los detalles, ya que normalmente, en la interpretación de los medios de comunicación, las cosas se quedan en la superficie.
-¿Pero, ¿ha habido alguna oposición a una visita por parte de España?
-No, en absoluto.
-¿Hay algún otro asunto en el que Hungría vaya a insistir durante su Presidencia?
-Quizás en materia de defensa debemos lograr avances. Hungría considera importante que haya una cooperación más profunda en el ámbito de la industria de defensa y cree que Europa en general debe asumir más responsabilidad en su defensa. El vínculo con la OTAN es una prioridad para Hungría y para toda Europa. Pero el futuro es incierto. Hay que fortalecer nuestra base tecnológica, nuestra industria y también asegurar que los Estados miembros vendan y compren a nuestros propios socios en Europa. Eso puede contribuir al crecimiento económico y posiblemente impulse nuestra economía y nuestra industria de defensa. Hungría ha realizado varios proyectos en esta materia. Nuestro programa de desarrollo de las capacidades de defensa está en funcionamiento desde 2016 y, en este contexto, hemos construido nuevas fábricas y plantas dedicadas a la producción de distintos tipos de armas. Se debe hacer todo lo posible para fomentar nuestra industria, invirtiendo así en un futuro más seguro.