Rajoy y Juncker, en noviembre del año pasado en Madrid.
The Diplomat. Madrid
El Gobierno español confía en que la cumbre de las interconexiones que se celebra hoy en el Palacio de la Moncloa sirva para abrir el camino que lleve a terminar con una situación en la que España ha sido una isla energética en Europa durante muchos años.
Junto al jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, participarán en el encuentro de Madrid el presidente francés, François Hollande; el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho; el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker; el presidente del Banco Europeo de Inversiones, (BEI), Werner Hoyer, y el comisario europeo de Acción Climática y Energía, Miguel Arias Añete.
El objetivo de la reunión es tratar de identificar los proyectos que se consideran prioritarios en infraestructuras de conexiones eléctricas y que podrían acogerse al “Plan Juncker” de inversiones. La presencia de Hollande confirma que Francia, que durante mucho tiempo arrastró los pies a la hora de facilitar esas interconexiones con la Península Ibérica para tratar de proteger los intereses de su Compañía Nacional de Electricidad, ha cambiado de actitud.
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Rajoy, Hollande, Passos Coelho y Juncker se reúnen hoy en Madrid con el presidente del BEI
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Hace sólo un par de semanas, se abrió un enlace España-Francia, entre Santa Llogaia (Gerona) y el municipio francés de Baixas, lo que duplicará la capacidad de interconexión con el país galo, al pasar de 1.400 a 2.800 megavatios (MW), esto es, un avance del 3% actual de la demanda al 6%. Los franceses aseguran estar interesados en el enlace submarino del golfo de Vizcaya, cuyo punto de conexión en la costa francesa se ubicará cerca de Burdeos, en el suroeste del país, y que se halla en una fase avanzada de estudio.
Madrid, París y Lisboa confían en que una parte importante de los 135.000 millones de euros del “Plan Juncker” de inversiones pueda tener como destino las interconexiones, algo fundamental para la Unión Europea en un momento de máxima tensión con Rusia por la crisis de Ucrania, que afecta claramente a los suministros energéticos.
Las autoridades españolas, que preparan los proyectos en los que desearía contar con financiación europea, siempre recuerdan que, además de sus energías renovables, nuestro país recibe importantes cantidades de gas a través de dos gasoductos desde Argelia y que cuenta con siete plantas de licuefacción, el mismo número que en todo el resto de Europa.