<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>Ana Palacio, ministra de Asuntos Exteriores entre 2002 y 2004, considera una «buena noticia» el giro dado por José Manuel Albares, actual titular de esa cartera, hacia un mayor atlantismo de la estrategia internacional española.</strong></h4> Palacio, que participó el jueves pasado en un panel sobre «conciencia geoestratégica» organizado en Madrid por<strong> el Centro Global Affairs de la Universidad de Navarra</strong>, señaló también que l<strong>a colaboración ofrecida a Estados Unidos por el Gobierno de Pedro Sánchez en la crisis ucraniana, y pilotada en el terreno diplomático por Albares, «le da la vuelta» a la actitud de cierto distanciamiento de Washington</strong> que mantenía la coalición gobernante. Para la exministra, que dirigió Exteriores durante la respuesta estadounidense a las amenazas que suponía un creíble rearme de Sadam Husein, es importante que la comunidad internacional se ajuste a las reglas de derecho y a las instituciones trasnacionales y responda coordinadamente con sanciones eficaces a cualquier vulneración que en estos momentos pueda llevar a cabo Rusia. Justamente «la caída en picado» del respeto en el mundo a esos marcos convenidos internacionalmente desde la Segunda Guerra Mundial, es lo que caracteriza el cambio de orden mundial que se está viviendo, en opinión de Palacio.<strong> «Estamos regresando a un equilibrio de poder como el que dominó Europa en el siglo XIX»</strong>, afirmó. Por otra parte, abogó por <strong>defender con firmeza los intereses españoles en las relaciones con Marruecos</strong> y respetar a la vez el derecho marroquí a expresar sus posiciones por medios adecuados. «España debe tener una visión estratégica y generalmente hemos tenido una visión compartimentada. España necesita una política estructurada, entre otras cosas porque Marruecos la tiene», declaró. Tras Palacio, en una mesa redonda para presentar el último número de «Global Affairs Journal», dedicado a las relaciones entre España y Marruecos, <strong>Carlos Echeverría, profesor de la UNED e impulsor del Observatorio de Ceuta y Melilla</strong>, manifestó su convicción de que el referéndum del Sáhara Occidental «nunca se celebrará». Echevarría indicó que la actitud asertiva que se está viendo en Marruecos se debe en parte a la percepción marroquí de un «debilitamiento interno» de Argelia y de España, y rechazó que Madrid deba corregir su posición y aceptar una autonomía del Sáhara dentro de Marruecos. Consideró que Madrid no debe dar «ningún paso» en esa dirección, aun cuando tampoco el referéndum vaya a celebrarse. <strong>Ignacio Fuente, coronel del Instituto Español de Estudios Estratégicos</strong>, que se ocupó de las relaciones de España con Argelia y Libia, advirtió de que un conflicto en Ucrania que dificultara el acceso europeo al gas ruso generaría una mayor competencia por el gas argelino, suponiendo eso un riesgo para la seguridad energética de España, cuyas altas importaciones de gas de ese país, en cualquier caso, aumentarían de precio. Por su parte,<strong> Ignacio Urbasos, experto en geopolítica energética,</strong> defendió las posibilidades de cooperación entre España y Marruecos en la producción y trasmisión de electricidad verde. Finalmente, <strong>Jesús Pérez Triana, que dirige el blog <em>FlancoSur</em></strong>, destacó la habilidad de Rabat en sus diferentes frentes diplomáticos, si bien se mostró escéptico sobre la capacidad marroquí de gran proyección en África, un continente que se están disputando muchas potencias.