<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>Los Reyes de España y doña Leonor presidieron este viernes el acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias, en la que elogió la lucha de los galardonados contra “los totalitarismos” y en favor de la democracia en sus respectivas áreas de actividad y destacó la labor de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) por hacer “realidad lo que tantas veces escuchamos: que sólo la educación puede transformar sociedades, consolidar la democracia y promover el respeto a los derechos humanos”.</strong></h4> Durante el acto, celebrado en el Teatro Campoamor de Oviedo, fueron entregados los galardones de esta edición: Joan Manuel Serrat, Premio Princesa de Asturias de las Artes; Marjane Satrapi, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades; Carolina Marín, Premio Princesa de Asturias de los Deportes; Michael Ignatieff, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales; Ana Blandiana, Premio Princesa de Asturias de las Letras; la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Premio Princesa de Asturias Cooperación Internacional; Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman, Joel F. Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov, Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica; y Magnum Photos, Premio Princesa de Asturias de la Concordia. En su discurso, Leonor mencionó a una de las galardonadas, la poeta rumana Ana Blandiana, cuyos poemas daban cuenta de “lo que sucedía en las cárceles de la dictadura comunista de su país” y que “no ha dejado de plantar cara a los totalitarismos con su poesía limpia, clara, depurada, y con su activismo en la defensa de los derechos humanos y de la democracia” “Es a lo que también dedica su vida la cineasta, historietista y pintora francoiraní Marjane Satrapi”, prosiguió la Princesa de Asturias. “En su obra más conocida, ‘Persépolis’, narra una infancia y adolescencia de represión en su Irán natal” y “expone en sus creaciones las condiciones que vivió en aquellos años con su imponente talento para plasmar la búsqueda de un mundo más justo e integrador, y eso nos da esperanza”. Doña Leonor citó también una frase de uno de los galardonados, el académico y ensayista canadiense Michael Ignatieff: “Hay quienes utilizan la democracia para destruirla”. “Para quienes, como yo, estrenamos nuestra mayoría de edad, acercarnos al pensamiento de Ignatieff es todo un reto, un desafío que nos atrae porque nos habla de valores compartidos y del reto permanente de la convivencia. Asimismo, elogió el “compromiso con la democracia y la tolerancia” del cantautor Joan Manuel Serrat, “porque este músico y poeta del Poble Sec es mucho más que un referente artístico para varias generaciones a las que ha hecho felices”. La Princesa de Asturias también dedicó unas palabras a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) por “su empeño en dotar a los más vulnerables de las herramientas necesarias para abordar y comprender mejor la vida, para desarrollarse como seres humanos de pleno derecho; es decir, para lograr el desarrollo social a través de la educación, la ciencia y la cultura”. “La OEI hace realidad lo que tantas veces escuchamos: que sólo la educación puede transformar sociedades, consolidar la democracia y promover el respeto a los derechos humanos”, prosiguió. “La cooperación y el multilateralismo son señas de identidad de una organización que busca la cohesión de la comunidad iberoamericana de naciones”, añadió. Por su parte, el Rey Felipe VI felicitó a los galardonados y les agradeció por “su pasión y compromiso”. “En este mundo globalizado de grandes magnitudes y oportunidades, entre avances tecnológicos inimaginables, la deshumanización es un riesgo latente, y vosotros, los premiados, nos recordáis con vuestro ejemplo que, en el centro de cualquier discurso, acción o decisión, ya sea en el ámbito económico, social, político o artístico, debe seguir estando –siempre y de manera ineludible– la persona”, afirmó. “La historia nos alerta de las graves consecuencias de apartarse de ese camino. Como nos alerta de los graves riesgos de la polarización, de la negación del otro por sus convicciones o creencias; porque piensa, reza o vota distinto”, advirtió.