<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>La disposición de Pedro Sánchez a cumplir las obligaciones de España como socio de la OTAN abre una nueva crisis en el gabinete de coalición al oponerse el sector comunista del mismo a que el Gobierno defienda a Ucrania frente a las amenazas de invasión de Rusia.</strong></h4> Además, <strong>Podemos moviliza al bloque de los grupos de izquierda independentistas</strong> (catalanes, vascos y gallegos) que sostienen al jefe del Ejecutivo en el poder, en una suerte de<strong> frente antiatlantista que le puede obligar a requerir el apoyo parlamentario de la oposición.</strong> Los partidos de extrema izquierda, separatistas incluidos, que llevaron a Sánchez al Gobierno en junio de 2018 tienen un punto en común además de su rechazo al régimen constitucional: la oposición a la OTAN y todo lo que representa. <strong>Con la excepción del PNV, los aliados del PSOE tienen sus simpatías en el exterior en los regímenes dictatoriales o populistas</strong> de Iberoamérica (Cuba y Venezuela) o, como en el caso de<strong> los separatistas catalanes, hasta han cultivado las relaciones con Rusia con el fin de recabar apoyo para la secesión de Cataluña.</strong> Pese a tener cinco ministros en el Gabinete, Podemos y sus partidos satélites como Izquierda Unida y el Partido Comunista, defienden una política exterior contraria a la definida por Pedro Sánchez a través de su <strong>ministra de Defensa, Margarita Robles, de solidaridad con la OTAN en el conflicto abierto por Rusia</strong>. Y en forma de manifiesto suman a Bildu (partido heredero del brazo político de ETA), los antisistema catalanes de la CUP, los separatistas gallegos del BNG y demás formaciones de izquierda regional a su campaña contra la Alianza Atlántica. Robles ha adelantado el envío de barcos y el ofrecimiento de más fuerzas aéreas a la zona dentro del dispositivo de la OTAN para dejar claro el compromiso de España, país que acogerá en junio a la asamblea la misma organización. <strong>Sánchez quiere relanzar su imagen en la política exterio</strong>r, bajo mínimos después de los desaires de Joe Biden, a quien se prepara para recibir en Madrid, en esa cumbre atlántica. <strong>Robles allana el camino, volcada en seguir una política de Estado en materia de Defensa, sin oposición del PP</strong>, en la que se esmera en cumplir todos los compromisos en las misiones en el exterior, y también en mantener las inversiones en modernización de armamento. España carga con el título de ser el país que menos invierte en Defensa con respecto a su Producto Interior Bruto, apenas un 1,1 por ciento, frente al objetivo fijado por la OTAN de llegar al 2 por ciento. Pero, mientras Sánchez quiere quedar bien con la Alianza Atlántica reunida este año en España, sus socios y aliados prefieren apuntarse al populismo pacifista y a respaldar los argumentos de Putin. <strong>Podemitas e independentistas rechazan que Ucrania y Georgia puedan acogerse al paraguas defensivo de la OTAN,</strong> aspiraciones que atribuyen al interés de los Estados Unidos, y se oponen al envío de tropas españolas al Mar Negro o Bulgaria que estudia el Gobierno del que forman parte o dan sostén parlamentario. <strong>Podemos repesca ya, y de forma preventiva, el mensaje del “no a la guerra”</strong> con el que toda la izquierda española, con el PSOE al frente, se lanzó contra el Gobierno del PP en tiempos de José María Aznar por su decisión de enviar tropas a Irak en 2003 dentro de la coalición encabezada por los Estados Unidos. Ahora <strong>es una ministra de Podemos, Irene Montero, quien enarbola la pancarta contra los planes de su presidente.</strong> Sin sus socios de Podemos y aliados fijos de la izquierda, Sánchez carece de mayoría para aprobar nada en el Congreso, tampoco un posible despliegue de tropas en cualquier misión en el exterior. <strong>No obstante, llegado el caso, el papel de España en la OTAN no correría peligro por el compromiso del Partido Popular con las responsabilidades del país en la defensa y seguridad occidental</strong>. Los diputados del PP doblan en número a los de los aliados gubernamentales. El problema para Sánchez sería tener que dar explicaciones al jefe de la oposición, Pablo Casado, y aceptar su apoyo en una cuestión de Estado en medio de la espantada o la oposición de sus socios.