Eduardo González El alto representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE, Josep Borrell, anunció ayer ante los ministros de Exteriores de los 27 su decisión de desconvocar la reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores (Gymnich) que la presidencia húngara planeaba celebrar a finales de agosto en Budapest, en represalia por los viajes efectuados por el primer ministro magiar, Viktor Orbán, a Rusia y a otros países sin el respaldo de la Unión Europea. "Rusia es el agresor en violación de la Carta de las Naciones Unidas y Ucrania, la víctima, ejerciendo sus derechos fundamentales a la autodefensa, y no hay nada de histeria en eso, es sólo decir la verdad”, declaró Borrell en la rueda de prensa posterior al Consejo de Asuntos Exteriores de la UE (CAE), el primero de la actual Presidencia húngara del Consejo de la UE y celebrada en Bruselas. “Cualquier llamada 'misión de paz' que ignore estos fundamentos básicos sólo beneficiará a Putin y no traerá la paz”, advirtió, en referencia a la “misión de paz” efectuada por Orbán a Moscú para abordar con el presidente ruso, Vladímir Putin, el fin a la guerra en Ucrania. El primer ministro realizó este viaje coincidiendo con el inicio de la Presidencia húngara y con la oposición expresa del resto de la UE. Según Borrell, Hungría, como Estado miembro de la UE, está obligada por el artículo 24.3 de los Tratados de la UE, que establece que todos los países deben apoyar la Política Exterior de la Unión “activamente y sin reservas en un espíritu de lealtad y solidaridad mutua”. “Cada Estado miembro es soberano en su Política Exterior, pero, en la medida en que sean miembros de este club, tienen que obedecer los tratados”, añadió. En este contexto, Josep Borrell anunció que la reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores (conocida como Gymnich) programada para los días 28 y 29 de agosto en Budapest, se celebrará en Bruselas. “Tenemos que enviar una señal, aunque sea simbólica, de que estar en contra de las políticas de la UE tiene que tener algunas consecuencias”, advirtió. En respuesta a este anuncio, el portavoz del Gobierno húngaro, Zoltan Kovac, denunció la “histeria agresiva y belicista” de la UE contra la “misión de paz” y aseguró, a través de la red social X, que su país está “preparado” para celebrar el encuentro en Hungría, aunque “también está dispuesto a asistir si se celebra en Bruselas”. El anuncio de Borrell se produce después de que varios países nórdicos y Polonia anunciaran su intención de boicotear las reuniones informales previstas por la Presidencia húngara. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado su intención de enviar a funcionarios, en lugar de comisarios, a estas reuniones. Albares Al respecto, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró en la rueda de prensa posterior al CAE que, durante la reunión, él mismo dejó claro ante sus homólogos europeos que “España no secunda boicots dentro de la UE” y que la intención de España es analizar “agenda por agenda cada reunión, viendo los intereses de España que están en juego en esa reunión y decidiendo el nivel en que se acude”. Asimismo, advirtió de que, “aunque la presidencia (de la UE) tiene un papel muy importante, la presidencia tiene también un papel de portavoz de los 27, de buscar la unidad, y esas actuaciones (de Orbán) no la buscan”. Respecto al Gymnich, Albares aseguró que “el alto representante en ningún momento ha planteado un boicot, lo que ha planteado es la posibilidad de convocar una reunión en otra ciudad de la UE”. Al respecto, recordó que, de acuerdo con los Tratados de la UE, “quien convoca la reunión es el alto representante y, por lo tanto, será el alto representante quien tome esa decisión”. “Para poder convocar una reunión Gymnich es necesaria la unanimidad de todos los miembros, lo cual se ha constatado que no es el caso”, explicó Albares, quien insistió en que, aunque España ha apoyado la postura de Albares respecto a la reunión de los ministros de Exteriores, también ha dejado “clara nuestra posición de que no somos favorables a ningún boicot”. Albares hizo estas declaraciones después de que la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, anunciara su intención de plantar a la presidencia húngara durante la próxima reunión de ministros de Trabajo, que se celebrará en Hungría. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha mostrado su oposición al boicot y, al igual que Albares, ha asegurado que asistirá a las reuniones en función de la agenda. Entretanto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sí participó ayer en una reunión de la Presidencia húngara de ministros del Interior y Justicia.