Eduardo González
España ha conseguido el apoyo de todos los Estados miembros de la Comunidad Iberoamericana para albergar en 2026 la XXX Cumbre Iberoamericana, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores.
“El Gobierno agradece a todos los países del espacio iberoamericano su apoyo y la confianza depositada en España, para seguir trabajando y avanzando conjuntamente en el marco de este foro de diálogo, concertación política y cooperación, único en el mundo por su naturaleza y alcance”, declaró el Ministerio a través de una nota de prensa.
“¡Gran noticia para España! Seremos sede de la Cumbre Iberoamericana 2026”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a través de la red social X. “Agradecemos a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y a los Estados de la Comunidad Iberoamericana su apoyo”, añadió. “Comprometidos con la visión iberoamericana de ser y estar en el mundo”, concluyó.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, celebrado ayer en Bruselas, Albares declaró que la celebración de la Cumbre representa “un reconocimiento al papel y la voz de España en Iberoamérica y un éxito de la diplomacia española”. “España tiene una doble alma, tiene un alma europea y tiene un alma iberoamericana” y, por ello, “para mí es un placer poder celebrar esta noticia precisamente aquí en Bruselas, la capital de Europa, donde se demuestra esa alma europea y española”.
Por su parte, el secretario general iberoamericano, Andrés Allamand, ha felicitado al Gobierno español por esta designación y ha destacado “el firme y continuado compromiso de España con el proyecto iberoamericano”.
España asumirá la Secretaría Pro Tempore y, por tanto, la dirección de los trabajos preparatorios de la Cumbre -que se celebrará en una ciudad todavía por determinar- cuando concluya la XXIX Cumbre, prevista para noviembre de este año en Cuenca, Ecuador.
Hasta la fecha, España ha albergado tres Cumbres Iberoamericanas: Madrid acogió la segunda, en julio de 1992, en pleno quinto centenario del Descubrimiento de América; Salamanca celebró la decimoquinta en octubre de 2005 y Cádiz albergó la vigésimo segunda en noviembre de 2012, coincidiendo con el bicentenario de la Constitución de 1812, redactada en esta ciudad.
Esta Cumbre, según Exteriores, será “especialmente simbólica” por tratarse de la trigésima y coincidir con el 35 aniversario de la I Cumbre Iberoamericana celebrada en Guadalajara, México, en 1991.
Las Cumbres Iberoamericanas son parte de un mecanismo de coordinación política que integra a los 22 países de lengua castellana y portuguesa de América Latina y la península ibérica, incluyendo Portugal, Andorra y España. En ellas, los jefes de Estado y de Gobierno debaten y trabajan sobre una agenda basada en intereses comunes, que se materializan a través de un Programa de Acción y de los Planes de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana (PACCI).
Vinculado a estas Cumbre se desarrolla un calendario de reuniones ministeriales sectoriales, foros y encuentros que conforman la Conferencia Iberoamericana. Durante dos años, el país que ejerce la Secretaría Pro Témpore (España lo hará durante el bienio 25-26) coordina, junto a la Secretaría General Iberoamericana, dicho calendario de reuniones y encuentros en los que participan representantes de los países de los Estados Miembros y de la sociedad civil.
El objetivo fundamental de cara a la XXX Cumbre, según Exteriores, es iniciar una nueva etapa de reafirmación del sistema, en la que se identifiquen, de manera conjunta, las áreas de actuación prioritarias por parte de los Estados que lo conforman, en el contexto de una agenda marcada por temas de interés común.
“En consonancia con lo anterior, en la XXX Cumbre el objetivo es aprobar el Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana 2026-2029, lo que le conferirá una relevancia adicional”, prosigue la nota de prensa. “La cooperación iberoamericana es la piedra angular de este sistema, en la que se traducen los mandatos de los jefes de Estado y de Gobierno en iniciativas concretas, con un impacto directo y positivo sobre la ciudadanía iberoamericana”, concluye.