The Diplomat
La Caja de las Letras del Instituto Cervantes recibió ayer el triple legado de dos generaciones de filólogos y lingüistas: el legado in memoriam del filólogo y profesor universitario José Manuel Blecua Teijeiro (1913-2003) y de sus dos hijos, el lingüista José Manuel Blecua Perdices, director de la Real Academia Española de 2010 a 2015 y director Académico del Cervantes con el primer director de la Institución, Nicolás Sánchez Albornoz, entre 1995 y 1996, y el filólogo y crítico literario Alberto Blecua Perdices (1941-2020), este último también in memoriam.
Participaron en el acto el director de Cervantes, Luis García Montero, y como testigos, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado; José Manuel Blecua Perdices, el exdirector del Cervantes Santiago de Mora-Figueroa y Beatriz Blecua Falgueras, hija del homenajeado Alberto Blecua Perdices y profesora de la Universidad de Girona.
El legado de Blecua Teijeiro, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Barcelona, y académico de Honor de la RAE, considerado como uno de los grandes especialistas en la poesía española del Siglo de Oro, ha sido guardado en la caja número 986.
Consiste en el libro de texto Gramática histórica del Bachiller, ejemplar que estudió el psiquiatra, ensayista y también académico Carlos Castilla del Pino; un libro de los utilizados por Blecua padre en sus clases en la Universidad de Barcelona —“usado y manoseado y que él quería muchísimo”—, Floresta Lírica Española. Antología Hispánica, de la editorial Gredos; los dos primeros tomos de la edición manuscrita de la poesía de Quevedo y como era muy aficionado a la fotografía, la foto de un crepúsculo del Pirineo para acompañar a uno de los búhos de su colección, a la que tenía un gran aprecio.
Para García Montero, pensar en José Manuel Blecua Teijeiro es “pensar en el amor al saber, a la cultura, a los libros que tantos hemos leído”. “Pensar en España, el exilio interior y el exterior tenían muchos temas de conversación y una sabiduría compartida una verdad familiar que necesitaba de gente capaz para ponerlo en marcha”, señaló el director del Cervantes recordando el Blecua padre.
“Así supo comprenderlo su hijo José Manuel Blecua Perdices y su legado miró hacia la gramática española, los sinónimos y antónimos, el horizonte amplio de la lexicografía y la lingüística, siempre relacionada con la literatura”, añadió García Montero, quien tuvo palabras de agradecimiento para José Manuel Blecua Perdices y su paso por la institución: “El Instituto Cervantes tuvo la suerte de vivir su aprender y su enseñar junto a su trabajo como director Académico”.
Blecua Perdices guarda un gran recuerdo de su paso por el Instituto: “Desde que trabajé en el Cervantes los topónimos ya nunca más son fríos: lees que hay sequía en Egipto y piensas en que bajarán las matrículas en el Cervantes de El Cairo; escuchas que ha pasado algo en Beirut y te estremeces pensando en el Cervantes de esa ciudad”.