<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se volverá a reunir mañana con los alcaldes del Campo de Gibraltar, en este caso en Algeciras. El encuentro coincidirá con un cierto enfriamiento del optimismo que había empezado a reinar entre las partes respecto a las negociaciones sobre el futuro encaje de Gibraltar en la UE, a causa del adelanto de las elecciones británicas y del final de legislatura en el Parlamento Europeo.</strong></h4> <strong>El encuentro tendrá lugar más de tres semanas después de que Albares recibiera el pasado 13 de mayo en la sede del Ministerio en Marqués de Salamanca (Madrid) a los representantes de la Junta de Andalucía y de los municipios del Campo de Gibraltar </strong>para explicarles la evolución de las negociaciones sobre el futuro de Gibraltar en la UE. Durante aquel encuentro, tanto la Junta como los alcaldes le pidieron medidas para garantizar el equilibrio económico entre los dos lados de la frontera, incluida la concesión de un estatuto fiscal propio similar a los de Canarias o Ceuta y Melilla. Asimismo, Albares les informó sobre los avances alcanzados tras la reunión de alto nivel del pasado 12 de abril en Bruselas entre el propio ministro, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic -el comisario encargado por la UE de las negociaciones sobre el futuro de Gibraltar tras el Brexit-, y el ministro de Exteriores británico, David Cameron, en la que, aseguró, se acordaron “líneas políticas generales que incluyen el aeropuerto, bienes o movilidad, entre otros temas”. Solo tres días más tarde, el ministro de Asuntos Exteriores volvió a ponerse en contacto con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y con los alcaldes del Campo de Gibraltar para informarles sobre los resultados de su segunda reunión en Bruselas con Cameron y Sefcovic, celebrada el día anterior y en la que, según indicaba el comunicado conjunto final, se trataron aspectos relativos a economía, comercio, movilidad, medio ambiente y bienestar social y se reafirmó que “el acuerdo está más cerca”. En declaraciones a la prensa en Bruselas, Albares aseguró ese mismo día que la perspectiva es que “haya un acuerdo”, pero “no hay un plazo posible”, y destacó que “no hay ningún asunto en que ninguna de las partes” haya mostrado “un rechace una oposición frontal a llegar a un acuerdo”. El pasado 21 de mayo, <strong>el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez</strong>, aseguró ante el Pleno del Congreso de los Diputados que “aún se sigue trabajando intensamente para garantizar que la libertad de circulación de personas, de mercancías, se haga con las debidas garantías y sin ninguna distorsión al mercado interior”, y expresó su confianza en que se llegue a <strong>“un acuerdo integral durante las próximas semanas”.</strong> <h5><strong>Elecciones en las dos partes negociadoras</strong></h5> No obstante, el moderado optimismo que reinaba sobre las negociaciones entre la Comisión Europea y el Reino Unido, con la presencia del Gobierno español, sobre la futura relación con Gibraltar ha empezado a enfriarse. El principal motivo de ello es la decisión del <strong>primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak</strong>, de poner fin a la legislatura y adelantar las elecciones para el próximo 4 de julio. El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo (que participa en las negociaciones dentro de la delegación británica), ha asegurado que el proceso “puede continuar” porque el trabajo de los equipos técnicos no se interrumpe y que podría haber un acuerdo antes del 4 de julio, pero lo cierto es que, como indicaron los observadores del contencioso consultados por <em>The Diplomat</em>, la disolución del Parlamento británico es una contrariedad, que se une al hecho de que el Parlamento Europeo ya esté disuelto y pasarán varios meses hasta que se constituya el que salga de las elecciones del 9 de junio. Los mismos observadores estiman que sería muy criticable que el Gobierno británico actual tomara ahora una decisión de tanto calado y, en cualquier caso, <strong>cualquier acuerdo no entraría en vigor hasta que no fuera aprobado por los nuevos Parlamentos, tanto en Londres como en Estrasburgo, sede de la Eurocámara.</strong>